03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

SÓCRATES NOLASCO | EL CUENTO EN SANTO DOMINGO – <strong>TOMO</strong> I<br />

casi, apresado, magullado, lleno <strong>de</strong> improperios y maldiciones, a pesar <strong>de</strong> toda su voluntad<br />

<strong>de</strong> no <strong>de</strong>jarse tocar, le cortaron y limaron los cascos, le cortaron casi regularmente los pelos<br />

<strong>de</strong> la corona, le limpiaron las orejas, le <strong>de</strong>senmarañaron las crines y cola, le arrancaron unas<br />

garrapatas enormes que tenía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre y terminaron por amarrarlo, alto y corto, y<br />

molerlo nuevamente a palos. Había que “romperlo” un poco antes <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>rlo.<br />

Entonces, “EL LOCO” sacó, en su batalla diaria y directa contra el hombre, todos los recursos<br />

<strong>de</strong> lucha que había espontáneamente aprendido en su existencia libre. No quedó hombre<br />

en la finca que no recibiera su golpe. Brazos, costillas y piernas rotas, iban, poca a poco,<br />

señalando los progresos <strong>de</strong> “EL LOCO” en el camino <strong>de</strong> la civilización. Le hacían tirar <strong>de</strong> un<br />

pesado carromato cargado <strong>de</strong> piedras durante todo el día y al anochecer un negro le metía<br />

el freno entre los dientes sangrantes y se le encaramaba al puro lomo magullado. Todavía<br />

entonces, <strong>de</strong>sesperado, verda<strong>de</strong>ramente loco, encontraba fuerzas para lanzarse contra una<br />

pared o para revolcarse en el suelo. Así, muchos meses <strong>de</strong>spués, cuando ya casi no era ni<br />

siquiera un alambre retorcido, era una simple cosa viva, siempre iracunda, que podía tolerar<br />

por algunos minutos que un hombre le oprimiera los flancos y le pasara entre los riñones<br />

y la cruz.<br />

<br />

El Patrón sabía aquello <strong>de</strong> que “no hay mejor engaño que la verdad”. Así fue como<br />

el pedigree <strong>de</strong> “EL LOCO” se copió en una larga carta para la República Dominicana, con la<br />

advertencia <strong>de</strong> “potro sin domar” y con el precio absurdo <strong>de</strong> “mil pesos”. Por aquella carta,<br />

“EL LOCO” tuvo una estupenda fama entre los estancieros <strong>de</strong>l Cibao, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los llanos <strong>de</strong><br />

Montecristi hasta la Sabana <strong>de</strong> San Diego y hablaban <strong>de</strong> él, “<strong>de</strong>l potro que hay en Puerto<br />

Rico”, en las largas veladas <strong>de</strong> las estancias <strong>de</strong> Higüey y <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> la Maguana. Pero,<br />

el precio, realmente incomprensible para “un potro sin domar”, alejaba las proposiciones<br />

en firme. Se suspiraba por él como por una mujer imposible, se le discutía, se le comentaba,<br />

se le comparaba a otros caballos y se envidiaba ya a quien lograra ser su dueño.<br />

Por fin, un hombre <strong>de</strong>l Cibao escribió una carta enviando el dinero y pidiendo que le<br />

embarcaran aquella maravilla. El Patrón leyó, regocijado, aquella carta a toda su peonada<br />

reunida en el patio, convencida, por una razón más, <strong>de</strong> la incurable estupi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los dominicanos<br />

y, pocos días <strong>de</strong>spués, metido a fuerzas <strong>de</strong> palos y <strong>de</strong> gritos en el vientre mal oliente<br />

<strong>de</strong> una goleta, salió “EL LOCO” para el puerto <strong>de</strong> Santo Domingo <strong>de</strong> Guzmán.<br />

<br />

El hombre <strong>de</strong>l Cibao había hecho el viaje <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> kilómetros, con sus peones y sus<br />

caballos, atravesando montañas, sorteando precipicios, va<strong>de</strong>ando ríos, cruzando bosques<br />

y sabanas, para estar presente en el puerto, en las orillas sucias <strong>de</strong>l Ozama, a la llegada <strong>de</strong><br />

la “María Limpia”, Capitán: John. Así fue como pudo ver cómo “el potro <strong>de</strong> Puerto Rico”<br />

manoteaba en el aire sujeto en la primera lingada. Puesto en tierra, entre un gran chillido <strong>de</strong><br />

paleas, enredado lastimosamente en la red, más magullado todavía por el roleo, “EL LOCO”,<br />

cuyo verda<strong>de</strong>ro nombre era ya un misterio, presentaba un aspecto <strong>de</strong>sdichado. Antes <strong>de</strong><br />

que el hombre tuviera, en su estupor, tiempo <strong>de</strong> hablar, el Capitán John, bien aleccionado,<br />

le puso entre las manos un papel: certificado oficial <strong>de</strong>l Señor Alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Humacao, dando<br />

fe <strong>de</strong> que aquel potro correspondía exactamente al pedigree ya antes comunicado. No había<br />

engaño, ni posibilidad <strong>de</strong> protesta.<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!