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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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SÓCRATES NOLASCO | EL CUENTO EN SANTO DOMINGO – <strong>TOMO</strong> I<br />

Preciso y cuidadoso <strong>de</strong> las dimensiones, elegante y casi siempre correcto en el estilo,<br />

Fabio Fe<strong>de</strong>rico Fiallo se evadía <strong>de</strong> la realidad presente para darle vuelo a su imaginación<br />

<strong>de</strong> poeta lírico a la hora <strong>de</strong> escribir cuentos. A uno <strong>de</strong> los más interesantes por el feliz<br />

<strong>de</strong>sarrollo le encontró escenario en la Rusia <strong>de</strong> los Zares, totalmente <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong> él<br />

y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más dominicanos. Discurre la acción <strong>de</strong> otros en ámbitos in<strong>de</strong>terminados,<br />

vagos; pero nunca en Santo Domingo. El Príncipe <strong>de</strong>l Mar, cuento <strong>de</strong> fantasía <strong>de</strong>licadísima,<br />

prueba que en cualquiera modalidad se logran triunfos, cuando se tiene el don <strong>de</strong> escritor<br />

que era natural en Fiallo. Difundió sobre esta obra un hálito <strong>de</strong> simpatía tan sugestiva que<br />

hará siempre agradable su lectura. Fabio F. Fiallo fue amigo personal <strong>de</strong> Díaz Rodríguez y<br />

Rubén Darío. Conoció sus cuentos; pero se mantuvo romántico y libre <strong>de</strong>l avasallamiento<br />

<strong>de</strong> ambos.<br />

Don Fe<strong>de</strong>rico Henríquez y Carvajal escribió seis cuentos en veinte y nueve años: en<br />

1895 Un Rey Destronado y Dualidad <strong>de</strong> Amor en 1924. Seis cuentos en tan largo tiempo dan<br />

testimonio suficiente para convencer <strong>de</strong> que el venerado maestro y periodista, aunque no<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñó el género, se entretuvo en él sólo en momentos circunstanciales.<br />

Sorpren<strong>de</strong>rá que en el presente volumen figure Máximo Gómez entre escritores con un<br />

cuento legendario. A uno <strong>de</strong> los que primero se atrevieron a mirar sin <strong>de</strong>sdén esa forma<br />

literaria, porque fuera ante todo hombre <strong>de</strong> armas y no vislumbrara la importancia que el<br />

cuento alcanzaría en su patria <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cincuenta y ocho años <strong>de</strong> haber escrito, no se le<br />

<strong>de</strong>be excluir <strong>de</strong> una recopilación intentada sin rigor <strong>de</strong> florilegio.<br />

El Sueño <strong>de</strong>l Guerrero es página <strong>de</strong> campamento bosquejada en tregua nocturna (1898). El<br />

viejo posó ahí la garra y marcó su huella. Del moribundo romanticismo puso lo <strong>de</strong>smesurado<br />

y el escrutar mirando atrás; <strong>de</strong>l guerrero mandón la osadía con que Simón Bolívar dialoga<br />

todavía con el dios <strong>de</strong> Colombia sobre el Chimborazo. ¿Capricho? Oleaje <strong>de</strong> pesimismo,<br />

quizás, en humanísimo señor endurecido en sucesivas guerras. El último Quijote combate<br />

por cerrar la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Nuevo Mundo. Abarca y pon<strong>de</strong>ra la suma <strong>de</strong> sacrificios a<br />

raíz <strong>de</strong> Martí y Maceo morir y, ensombrecido por el vaticinio <strong>de</strong> “la posible ingratitud <strong>de</strong><br />

los hombres”, como premio, la mano fatigada se le cae sobre la pluma. Escudriña. Encarna<br />

en Cristóbal Colón el afán <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scubridores, la saña y los trabajos impon<strong>de</strong>rables <strong>de</strong> los<br />

exploradores y conquistadores y finalmente <strong>de</strong> los libertadores, para, en resumen, beneficiarios<br />

extraños y <strong>de</strong> hostilidad disimulada.<br />

Cuando los críticos dominicanos rescaten nuestros valores literarios que ruedan dispersos<br />

en tierra ajena, ocupará Máximo Gómez el sitial <strong>de</strong> escritor que le correspon<strong>de</strong>. El crítico<br />

Juan Jerez Villarreal, <strong>de</strong> orgulloso abolengo dominicano, apuntó en Cuba irónicamente:<br />

—¡Y el viejo tuvo coqueteos literarios!… Fíjense: con menos <strong>de</strong>sagrado hubiese tolerado<br />

él que le criticaran su estrategia que los frutos <strong>de</strong> su pluma”.<br />

¡Y qué coqueteos! La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la Batalla <strong>de</strong> Mal Tiempo no ha sido superada en la<br />

épica antillana. Su relato <strong>de</strong> las andanzas y muerte <strong>de</strong> José Maceo tiene más valor <strong>de</strong> vida<br />

y emociona más que una <strong>de</strong> las Vidas Paralelas <strong>de</strong> Plutarco. En su pésame a María Cabrales<br />

late tan profunda angustia que su lectura emocionará mientras el dolor exista. Pero tratar<br />

<strong>de</strong> Gómez escritor ahora es salirse <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong>stinado sólo a las noticias y apuntes que<br />

antece<strong>de</strong>n a la evolución <strong>de</strong>l cuento en Santo Domingo, que autoriza la Colección Pensamiento<br />

Dominicano.<br />

El publicista Manuel <strong>de</strong> Jesús Troncoso <strong>de</strong> la Concha puso a un lado momentáneamente<br />

la leyenda, cultivada por él con pericia y jovial espíritu, para concurrir en 1909 a un certamen<br />

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