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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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EMILIo RoDRíGuEZ DEMoRIZI | CuEntoS DE PoLítICa CRIoLLa<br />

suministraron a los novelistas –y cuentistas– como señala Mariano La torre, “episodios y<br />

tipos ajenos a la influencia europea y han hecho <strong>de</strong>l cuento o novela corta <strong>de</strong> América un<br />

género evi<strong>de</strong>ntemente autóctono”. Pero si Europa dio la técnica –agrega– américa dio el<br />

motivo <strong>de</strong>sarrollado con esa técnica.<br />

Al margen <strong>de</strong> las influencias exóticas, en la literatura narrativa se da el caso frecuente <strong>de</strong><br />

la reelaboración <strong>de</strong> temas. así, por ejemplo, el cuento De gato y gallina, <strong>de</strong> Luis a. Bermú<strong>de</strong>z,<br />

publicado en 1895, no es más que la reelaboración <strong>de</strong>l cuento Marrero, aparecido en El Dominicano,<br />

<strong>de</strong> Santo Domingo, <strong>de</strong>l 15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1846; la narración Una <strong>de</strong>cepción, <strong>de</strong> Manuel<br />

<strong>de</strong> Js. Troncoso <strong>de</strong> la Concha, es amplificación <strong>de</strong> Los gobiernistas, <strong>de</strong> Joaquín M. Bobea; y la<br />

anécdota Mentalidad guerrillera, también <strong>de</strong> troncoso <strong>de</strong> la Concha, apareció antes en una <strong>de</strong><br />

las Serpentinas <strong>de</strong> José Ramón López. a su vez en los cuentos <strong>de</strong> López hay claras reminiscencias<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong> Luis <strong>de</strong> taboada. El <strong>de</strong>licioso cuento Las cerezas, <strong>de</strong> Fabio Fiallo, es trasunto <strong>de</strong><br />

La Oropéndola, <strong>de</strong> andre theuriet. José Ramón López, a<strong>de</strong>más, se contó entre los numerosos<br />

usufructuarios <strong>de</strong> la maravillosa cantera <strong>de</strong> El Con<strong>de</strong> Lucanor: el cuento <strong>de</strong> lo que le contesció a<br />

un hombre bueno con su fijo y un asno, aprovechado nada menos que por Lafontaine, lo utilizó<br />

López en su cuento La opinión pública. Los divertidos cuentos <strong>de</strong>l portentoso Tomás Carite,<br />

publicados por Bermú<strong>de</strong>z en 1895, se inspiraron en las Aventuras <strong>de</strong>l Barón Munchhausen o<br />

Aventuras <strong>de</strong>l Barón <strong>de</strong> la Castaña, <strong>de</strong> popularidad universal. El cuento que se le atribuye al<br />

dominicano amable nadal, <strong>de</strong> pies irregulares; que al serle robados sus zapatos exclamó<br />

¡Ea Dios, que le sirvan!, no es más que una adaptación o repetición <strong>de</strong>l siguiente cuento <strong>de</strong><br />

timoneda, <strong>de</strong>l Siglo XVI: “Hurtando a un capitán en Flan<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su aposento unos borceguíes<br />

hechos <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> para sus pies, porque los tenía lisiados y tuertos, hallándolos menos, dijo:<br />

¡Plega a Dios que le vengan bien a quien me los hurtó!”<br />

Esa licencia <strong>de</strong> la reelaboración literaria, que a veces <strong>de</strong>genera en imitación servil y<br />

en plagio, es bien antigua: sabido es que tirso <strong>de</strong> Molina, vecino <strong>de</strong> Santo Domingo por<br />

el 1618, tomó <strong>de</strong>l Bocaccio, para Los cigarrales <strong>de</strong> Toledo, “argumentos y situaciones <strong>de</strong> sus<br />

cuentos”.<br />

Durante largos años el ámbito <strong>de</strong> nuestras letras fue semejante al <strong>de</strong> Venezuela. La<br />

política, que influye po<strong>de</strong>rosamente en lo literario, que en las Patrias <strong>de</strong> Duarte y <strong>de</strong> Bolívar<br />

tiene notorio parentesco, creó, propiamente, la modalidad prevaleciente en el cuento<br />

criollo, lo político, tanto en los que nacieron en Venezuela bajo la dictadura <strong>de</strong> Guzmán<br />

Blanco como en los que surgieron en Santo Domingo en tiempos <strong>de</strong> la dictadura <strong>de</strong> ulises<br />

Heureaux.<br />

En todo el Siglo XIX las relaciones intelectuales entre Santo Domingo y Venezuela<br />

fueron bien intensas: en sus comienzos residió aquí, junto a sus parientes dominicanos,<br />

Rafael María Baralt –que también fue costumbrista– y al finalizar la Centuria y a<br />

principios <strong>de</strong> la siguiente, sus compatriotas Eduardo Scanlan, Rufino Blanco Fombona,<br />

andrés a. Mata, Manuel María Bermú<strong>de</strong>z Ávila, Juan antonio Pérez Bonal<strong>de</strong>, Manuel<br />

Flores Cabrera.<br />

Y a su vez los dominicanos, atraídos por el ambiente cultural <strong>de</strong> Caracas, o empujados<br />

por el oleaje político, se radicaban allí y terciaban en las li<strong>de</strong>s literarias, entre ellos José Ramón<br />

López, que se distinguiría como cuentista en sus <strong>Cuentos</strong> puertoplateños; tulio Manuel<br />

Cestero, en su novela La Sangre, Una vida bajo la tiranía; Víctor M. <strong>de</strong> Castro, en el relato<br />

anecdótico, en Cosas <strong>de</strong> Lilís; el poeta y cuentista Fabio Fiallo, quien publicó en Casacas, en<br />

1902, su Primavera sentimental, con prólogo <strong>de</strong>l celebrado estilista venezolano Manuel Díaz<br />

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