03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CoLECCIón PEnSaMIEnto DoMInICano | Vo l u m e n II | CuEntoS<br />

<strong>de</strong> edad madura, <strong>de</strong> los <strong>de</strong> capa y espada, honrados ciudadanos a carta cabal, traficantes o<br />

artesanos muy dignos, en su mayor parte <strong>de</strong>l pueblo.<br />

Eran personas todas <strong>de</strong> respeto, lo que no les impedía salir noche por noche a beberse<br />

las <strong>de</strong>nsas sombras que envolvían en tan benditas épocas la noble Ciudad Antigua <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

punto <strong>de</strong>l toque <strong>de</strong> oraciones, que sea dicho <strong>de</strong> paso, rezaban muy <strong>de</strong>votamente con toda<br />

su familia poco antes <strong>de</strong> la abundante, sazonada y bien oliente cena criollesca, a buscar<br />

aventuras, la capa enrollada al izquierdo brazo y la esgrima <strong>de</strong> tres cuartas, pesada y tosca,<br />

<strong>de</strong> ancha taza y fuertes gavilanes bajo el mismo. Y acaecía que eran gran<strong>de</strong>s cantadores y<br />

trovadores populares, que glosaban en porfía a lo divino y a lo humano y que por quítame allá<br />

esas pajas se cruzaban cristianamente buenos mandobles, sin que nunca se <strong>de</strong>rramase una<br />

gota <strong>de</strong> sangre.<br />

Era, en suma, gente en regla, sin doblez ni egoísmo, hombres hechos <strong>de</strong> una sola pieza,<br />

y que en nada se parecían a los enfermizos y mal aconsejados ciudadanos <strong>de</strong> lo presente.<br />

El grupo que acudía los lunes en la noche al templo <strong>de</strong> San nicolás componía la venerable<br />

Hermandad <strong>de</strong> las ánimas. Consistía su <strong>de</strong>voción en salir <strong>de</strong> allí al toque <strong>de</strong> las nueve<br />

para recorrer las <strong>de</strong>siertas calles. La hora era la más oportuna para provocar cierto religioso<br />

temor e infundir la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> que iban bien provistos; pues júzguese lo que serían para<br />

entonces esas tétricas campanadas <strong>de</strong> las nueve, cuando aún hoy es señal para recogerse la<br />

mayoría <strong>de</strong> las familias y para dar principio rezos piadosos, y hora en que comienzan los<br />

misteriosos miedos <strong>de</strong> la noche.<br />

Dadas las nueve, y apenas vibraban por la tranquila ciudad los acompasados, roncos y<br />

monótonos sonidos <strong>de</strong> las campanas <strong>de</strong> la Catedral, a dúo con las <strong>de</strong> otras iglesias, sin excluir<br />

las <strong>de</strong>l mismo San nicolás, cuando la Hermandad se ponía en campaña. armábanse <strong>de</strong> sendos<br />

faroles recubiertos <strong>de</strong> hojalata picada que escatimaba la soñolienta luz <strong>de</strong> los cabos <strong>de</strong> cera, y<br />

or<strong>de</strong>nados en filas y precedidos <strong>de</strong> una esquila que manejaba uno <strong>de</strong> ellos que servía <strong>de</strong> guía,<br />

<strong>de</strong>sfilaban así hasta llegar a la primera esquina. Entonces el <strong>de</strong> la esquila daba tres golpes<br />

tristes y fúnebres y gritaba a grito pelado para que toda la rezadora manzana se previniese,<br />

con voz cavernosa <strong>de</strong> bajo profundo que ex-profeso se guardaba para esas solemnida<strong>de</strong>s: Un<br />

padre nuestro y un avemaría para las benditas ánimas <strong>de</strong>l Purgatorio.<br />

Quilín, quilín. E inmediatamente la procesión respondía en tono más bajo, pero sacando la<br />

más profunda y cavernosa voz que podía, lo que la asemejaba a un enjambre; Padre nuestro &.<br />

Quilín, quilín, seguía sonando la fúnebre esquila, y seguía repitiéndose el piadoso ejercicio<br />

en todas las esquinas.<br />

Muy conforme con las sanas costumbres y prácticas <strong>de</strong> entonces, la cosa no tenía <strong>de</strong> malo<br />

sino que azoraba <strong>de</strong> un modo horroroso a los pobres niños, que oír la esquila y, el confuso<br />

retumbar <strong>de</strong> las roncas voces y meter las orejas en el regazo maternal o en las sábanas era<br />

todo uno. ¿Y qué? <strong>de</strong> menos se asustan los hombres <strong>de</strong> hoy.<br />

Dicen que era curioso el aspecto <strong>de</strong> aquellos buenos viejos. Bien rebujados en su capa,<br />

o cruzada oblicuamente sobre el pecho, <strong>de</strong>stocados, y los que no tenían algunos mechones<br />

<strong>de</strong> pelo que exponer al relente <strong>de</strong> la oscurísima noche, cubriendo sus venerables calvas<br />

con un pañuelo <strong>de</strong> los buenos <strong>de</strong> Madrás o con un gorro <strong>de</strong> dormir <strong>de</strong> seda negra, que era<br />

cosa que todo el mundo gastaba; iban con mesurado paso recorriendo sus estaciones, muy<br />

penetrados <strong>de</strong> que hacían una obra <strong>de</strong> misericordia.<br />

Lo cual, al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> las crónicas, no quitaba que, terminada la procesión, y <strong>de</strong>jados faroles<br />

y esquila en alguna capilla <strong>de</strong> la supradicha iglesia, <strong>de</strong> esa hora en a<strong>de</strong>lante envolviesen<br />

674

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!