03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

SÓCRATES NOLASCO | EL CUENTO EN SANTO DOMINGO – <strong>TOMO</strong> I<br />

Allí estaba, madrugador también, el caballero retador que al verle llegar le dijo:<br />

—”Puntual sois a vuestra cita con la muerte”.<br />

—¿Muerte <strong>de</strong>cís? Pues no la veo por parte alguna. No comprendo, don Nuño, ni vuestra<br />

misiva ni aquesta vuestra extraña salutación.<br />

—¡Pues tened por seguro, don Pedro, que la muerte la tenéis en la punta <strong>de</strong> mi espada!<br />

—Me asustaríais, don Nuño, si no estimara que ha escogido mal representante la pálida<br />

y <strong>de</strong>scarnada señora.<br />

—Pues tirad <strong>de</strong> vuestra espada y ya veréis que sé cumplir el encargo que se me<br />

confía.<br />

—No dudo <strong>de</strong> vuestra valentía sino <strong>de</strong> vuestro brazo. Y ya que así lo queréis, me<br />

batiré con vos; pero, quiero preveniros antes, que acometéis una temeraria empresa.<br />

Tendréis la culpa <strong>de</strong>l para vos, funesto resultado. Vos queréis matarme y yo quiero<br />

que viváis; pero sin esperanzas <strong>de</strong> ver cumplidas vuestras locas ilusiones. Sabed, si<br />

no estáis ya por fortuna avisado, que <strong>de</strong>béis renunciar al amor <strong>de</strong> doña Consolación,<br />

porque ella me ha entregado su corazón y la <strong>de</strong>sposaré en breve con la venia <strong>de</strong> sus<br />

Altezas los Virreyes.<br />

—¡Mentis! ¡mentís! –replicó, pálido, tembloroso y enfurecido don Nuño acometiendo<br />

a don Pedro.<br />

Este, que estaba prevenido, paró el ataque con un quite maestro mientras gritaba al<br />

insensato atacante:<br />

—No os mataré; pero os arrancaré la lengua que me insulta.<br />

Don Nuño, cegado por la cólera tiraba mandobles, se lanzaba a fondo, con bravura pero<br />

sin tino, como quien solamente tenía un supremo interés: arrancar la vida a su rival.<br />

Don Pedro, en cambio, más sereno y dueño <strong>de</strong> sí, con más práctica en el uso <strong>de</strong>l acero,<br />

paraba las acometidas <strong>de</strong>safortunadas <strong>de</strong> su atacante con quites oportunos que le enfurecían<br />

más y más.<br />

Y como la lucha se prolongaba y el ruido <strong>de</strong> la pelea podría atraer la atención <strong>de</strong> algún<br />

vecino que acertase a pasar por el lugar, ya alzado el día, <strong>de</strong>terminó acabarla don Pedro<br />

quien, aprovechando un <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> don Nuño, le <strong>de</strong>scargó tremendo cintarazo sobre la<br />

diestra mano obligándole a <strong>de</strong>jar caer la espada.<br />

Iba don Nuño a lanzarse para recuperar su arma; pero don Pedro, poniéndole en el<br />

pecho la punta <strong>de</strong> la suya le dijo: –”Teneos, don Nuño, si no queréis que os atraviese <strong>de</strong><br />

parte a parte”.<br />

—Matadme sí, matadme ya que me véis <strong>de</strong>sarmado. Más quiero la muerte que el martirio<br />

<strong>de</strong> vivir sin esperanzas.<br />

—No os mataré, don Nuño; que no he <strong>de</strong> bautizar con sangre asesina la dicha que me<br />

posee. Recoged vuestra espada y vuestra capa e id en buen hora a roer vuestra <strong>de</strong>sdicha y<br />

vuestro <strong>de</strong>specho. ¡Os perdono en nombre <strong>de</strong> aquella noble criatura, Consolación, que no<br />

tiene culpa <strong>de</strong> vuestra <strong>de</strong>sventura!<br />

Capa y espada recogió don Nuño y humillado abandonó en silencio el solar.<br />

Días <strong>de</strong>spués, apadrinados por los Virreyes, se <strong>de</strong>sposaron doña Consolación y don<br />

Pedro, con la natural alegría <strong>de</strong> damas y caballeros que asistieron a los festejos ocurridos<br />

en el Alcázar.<br />

Don Nuño, algunos días antes, había embarcado con don Diego Velázquez a la conquista<br />

<strong>de</strong> Cuba. Allí iba él a buscar olvido a sus pesares o la muerte en los campos siboneyes.<br />

91

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!