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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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CoLECCIón PEnSaMIEnto DoMInICano | Vo l u m e n II | CuEntoS<br />

se <strong>de</strong>svivían muchos amigos. Le interesaba más su estancia llena <strong>de</strong>l encanto sugestivo <strong>de</strong><br />

la siembra y <strong>de</strong>l hechizo primoroso <strong>de</strong> la crianza. Su familia hacía igual vida <strong>de</strong> retraimiento<br />

social, con claro sentido <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> su medio y <strong>de</strong> su tiempo. La vida <strong>de</strong> aquel<br />

hombre discurría entre labores ordinarias <strong>de</strong> oficina y tareas regulares <strong>de</strong> labranza. Nada<br />

comparable, para él, a su amor a la tierra y a su pasión a las espigas. Y en los días feriados,<br />

la gallera era su favorita diversión. ¡Después <strong>de</strong> las mujeres, los gallos! Su oro lo arrojaba<br />

a una mano <strong>de</strong> mujer y a una pata <strong>de</strong> gallo.<br />

Muerto Perico Pepín, y transcurrido los años, un mejor concepto <strong>de</strong>l hombre como fruto<br />

<strong>de</strong> una cabal comprensión <strong>de</strong> su vida en estrechez <strong>de</strong> lazo con su medio y con su época, ha<br />

hecho interesante, para todo Santiago, la memoria <strong>de</strong> Perico Pepín. Entonces distaba mucho<br />

<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado digno <strong>de</strong> dirigir esa provincia, <strong>de</strong> lo cual fue testimonio un hecho singular<br />

que constituye uno <strong>de</strong> los episodios más interesantes <strong>de</strong> la vida política <strong>de</strong>l Gral. Lilís.<br />

Cierta vez visitaron a Lilís varios notables <strong>de</strong> Santiago. Pertenecían al alto comercio <strong>de</strong><br />

aquella plaza y pasaban por personas <strong>de</strong> relieve social. Realizaron un largo viaje <strong>de</strong> tres<br />

días, a lomo <strong>de</strong> bestia, por el viejo camino polvoriento entre aquella ciudad y la <strong>de</strong> Santo<br />

Domingo. Asumían el carácter <strong>de</strong> comisionados para hacer a Lilís una petición en beneficio<br />

<strong>de</strong> Santiago, por cuyo progreso lo suponían interesado, agregando que todo cuanto él<br />

hiciera por la prosperidad <strong>de</strong> la región, le sería <strong>de</strong>vuelto en ratificaciones <strong>de</strong> simpatía a su<br />

ilustre persona y a su régimen. El Presi<strong>de</strong>nte agra<strong>de</strong>ció los cumplidos y permitió a la comisión<br />

exponer el anhelo común <strong>de</strong> Santiago, dispuesto <strong>de</strong> antemano a la satisfacción <strong>de</strong> las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> bien público reclamadas por sus laboriosos habitantes, entre los que contaba<br />

numerosos amigos.<br />

añadió que Santiago érale en extremo estimado, tanto por el puesto <strong>de</strong> honor en que<br />

estuvo siempre en las li<strong>de</strong>s re<strong>de</strong>ntoras, cuanto por el no menos honroso <strong>de</strong> pueblo trabajador<br />

y civilista, nobles frases que movieron a los comisionados a renovar sus protestas <strong>de</strong><br />

estimación al valiente general.<br />

Hubo una pausa en que a la elocuencia <strong>de</strong> la voz sucedió la <strong>de</strong> las sonrisas, sello obligado<br />

<strong>de</strong> todas las frases <strong>de</strong> buena inteligencia y compenetración entre los hombres, que aprovechó<br />

Lilís para <strong>de</strong>cir a los comisionados: “Expongan mis amigos el motivo <strong>de</strong> tan agradable<br />

comisión”. uno <strong>de</strong> ellos alargó al general un blanco pliego. Quince asuntos encerraba el<br />

mensaje petitorio: un puente, un camino, el <strong>de</strong>svío <strong>de</strong> una aguada y otras necesida<strong>de</strong>s que<br />

el hábil político iba subrayando en señal <strong>de</strong> aceptación. Pero llegó a un punto en que levantó<br />

la pluma manteniéndola en suspenso unos instantes. Le brillaron con extraña luz sus vivos<br />

ojos retadores, y serenándose al punto, se dirigió a los comisionados en estos o parecidos<br />

términos: ”¿Por qué no quieren a Perico <strong>de</strong> Gobernador?” Hubo una breve pausa en el curso<br />

<strong>de</strong> la cual cruzáronse miradas <strong>de</strong> inteligencia entre los peticionarios, como en busca <strong>de</strong> forma<br />

para respon<strong>de</strong>r a la pregunta, y al fin exclamó uno <strong>de</strong> ellos: “General, creemos que Santiago<br />

necesita un hombre <strong>de</strong> mejores condiciones para dirigirlo”.<br />

“Señores –respondio Lilís con agu<strong>de</strong>za– <strong>de</strong>l palo no hay que fijarse mucho en la cáscara,<br />

sino en el corazón”.<br />

“Permítanos, general, ser francos con Ud. y usar <strong>de</strong> esta gráfica expresión que recogimos<br />

<strong>de</strong> labios <strong>de</strong> un distinguido santiagués: “Santiago tiene ya a Perico más arriba <strong>de</strong> la<br />

cabeza”.<br />

Lilís entonces sonrió irónicamente, y saltando varias líneas <strong>de</strong>l pliego que tenía por<br />

<strong>de</strong>lante, concluyó subrayando con a<strong>de</strong>mán aprobatorio los asuntos restantes hasta agotar<br />

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