03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

EMILIo RoDRíGuEZ DEMoRIZI | tRaDICIonES Y CuEntoS DoMInICanoS<br />

en casa <strong>de</strong>l famoso Monsieur Charles, sino al contrario, estaba multiplicado por el cuadrado<br />

el rigor clásico, la cara feroce, los rugidos tigrinos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un hondo aposento frontero a la sala<br />

escolar, y la prohibición napoleónica <strong>de</strong> no volar allí moscas ni para un remedio, y mucho<br />

menos, <strong>de</strong> menear pie ni pata, con aditamento <strong>de</strong> ¡Ah! matin, ¿qué est que tu fait? aquella<br />

escuela, tenida como mo<strong>de</strong>lo, o normal <strong>de</strong> su tiempo, era un claustro (y por cierto que la<br />

sala no tenía más que ventanas enrejadas y era oscura y por lo menos húmeda y cria<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

alimañas) o un cementerio o en fin, un regimiento prusiano en correcta formación. Aquello<br />

sí era bueno, excelente; pero eso sí, cuenten los que quedan, que son naturalmente los que<br />

mejor manejan aquí el francés, y eso siquiera <strong>de</strong>jó la escuelita antigua, si había bellaquerías<br />

y se inventaban bellaquerías que no han tenido prece<strong>de</strong>ntes ni igual en semejantes escuelas,<br />

¡no bien el maestro iba a buscar luces en el dulce retiro <strong>de</strong> una hamaca!…<br />

Por el estilo, aunque menos autorizada, era la escuela que llamábamos <strong>de</strong>l Sr. trujillo,<br />

única escuela liberal que hemos tenido aquí en tiempos tan calamitosos como los <strong>de</strong> nuestra<br />

infancia. allí discurrieron mis últimos años <strong>de</strong> aulas y es la <strong>de</strong> la única ¡cosa estupenda! <strong>de</strong><br />

la cual conservan los que a ella concurrieron, gratos recuerdos; porque allí, en vez <strong>de</strong> cara<br />

feroce, ni palmeta ni vergajos había la bonachona ignorancia <strong>de</strong>l maestro mezclada a una<br />

buena dosis <strong>de</strong> paternal confianza y una libertad que rayaba en licencia para estudiar y estar<br />

en clase. allí no podía haber hipocresía ni horrendas bellaquerías, ni silencio <strong>de</strong>spótico, ni<br />

<strong>de</strong>curiones ni revistas <strong>de</strong>saseadas, ni nada <strong>de</strong> esa levadura maldita <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong> antaño.<br />

Concluida la clase, dada la lección, que si se sabía bien y si no también, pero que se explicaba<br />

(y por tanto allí sería que se usó por vez primera el sistema explicativo), a jugar al patio, así<br />

fueran las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. En cuanto a plan <strong>de</strong> estudios, privaba la enseñanza <strong>de</strong>l francés y<br />

el inglés sobre toda otra, y la gramática castellana explicada y lo mejor explicada posible: allí<br />

no había textos que valieran en materia alguna; ni Ballot ni Herranz y Quiros, ni Fenelón, ni<br />

urcullú, ni Chantreau, ni noel y Chapsal ni Smith, aunque todos servían para chapurrear en<br />

francés, inglés y español. El liberalismo llegaba hasta escon<strong>de</strong>r un libro <strong>de</strong> geografía, que era<br />

lo único que una vez por semana se daba <strong>de</strong> memoria entre un montón que tenía el maestro<br />

por <strong>de</strong>lante, y en sus mismas narices se hacían estos frau<strong>de</strong>s amistosos. En aquellos bancos<br />

no se oía más que el I have, You have, he has, je suis, tu est, il est, etcétera.<br />

Único caso <strong>de</strong> que discípulos <strong>de</strong> entonces estimasen y respetasen <strong>de</strong> veras a su maestro,<br />

ese fue; lo que no impedía que <strong>de</strong> cuando en cuando sonase en su boca un daim rasquil u otro<br />

mal terminacho en romance, o algún mal hábito, y el consiguiente tirón <strong>de</strong> cabellos o amagos<br />

<strong>de</strong> patadas <strong>de</strong> unas piernas larguísimas; pero ¿iba usted a buscar nada completo en aquellas<br />

escuelas <strong>de</strong> Cristo? otra escuelucha había en que el respetable profesor, que seguramente<br />

no había nacido ni siquiera para escuelas <strong>de</strong> antaño, no obstante ser hombre entendido, era<br />

hasta tartamudo; pero eso sí, colgaba su buena cabulla en el ángulo <strong>de</strong>l respaldo <strong>de</strong> la silla<br />

pretorial, aunque más por intimidar, porque el pobre viejo <strong>de</strong> puro enclenque quería caerse<br />

a cada latigazo que soltaba. Mucho becerrear era cuanto exigía, es <strong>de</strong>cir, al cacareo aquel, y<br />

lección <strong>de</strong> memoria, si cortísima con su correspondiente doble marca <strong>de</strong> lápiz, bien sabida.<br />

Por lo <strong>de</strong>más, poquísimo francés e inglés para dos o tres <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s, asignaturas principales,<br />

que se reducían a trasegar a ollendorff <strong>de</strong>l texto a la memoria, <strong>de</strong> ésta a una pizarra,<br />

la parte extranjera, para ponerle luego la traducción, y finis opus. ¡Con esto y mascullar la<br />

tabla en inglés (idioma que tenía allí la preferencia, por ser él medio inglesado), ya sabía usted<br />

un idioma! Y <strong>de</strong>spués, al patio los <strong>de</strong> la primera a pelar cañas y a fumar cigarrillos <strong>de</strong> La<br />

Habana. Buenos ratos; ¡vive Dios! que nos resarcieron <strong>de</strong> las pasadas crujías.<br />

671

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!