03.04.2013 Views

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

SÓCRATES NOLASCO | EL CUENTO EN SANTO DOMINGO – <strong>TOMO</strong> I<br />

FEDERICO GARCÍA GODOY (1857-1924)*<br />

La cita<br />

Dormía voluptuosamente la siesta en una hamaca el coronel Virico García cuando un<br />

ruido <strong>de</strong> voces en la puerta <strong>de</strong>l rancho en que se alojaba en compañía <strong>de</strong> dos oficiales <strong>de</strong> las<br />

reservas lo <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> una manera algo brusca…<br />

—Coronel, aquí hay un hombre que quiere verle ahora mismo, –le dijo un fornido negro,<br />

especie <strong>de</strong> Hércules <strong>de</strong> ébano que le servía <strong>de</strong> asistente.<br />

—Que pase, que pase…<br />

La figura <strong>de</strong> un campesino vestido paupérrimamente, lleno <strong>de</strong> manchas <strong>de</strong> lodo, interceptando<br />

la luz, <strong>de</strong>stacóse en el estrecho espacio <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> la rudimentaria barraca…<br />

Un instante bastó para que el coronel Virico lo reconociese, a pesar <strong>de</strong> haberse por completo<br />

afeitado el bigote y llevar por todo calzado unas rústicas soletas. Caía en aquel momento<br />

una lluvia muy tenue.<br />

—¡Fonso! Acabas <strong>de</strong> llegar seguramente. Siéntate, siéntate, –y le señalaba dos sillas<br />

serranas <strong>de</strong>svencijadas que había en el cuarto–. Por dicha estamos solos… No te esperaba<br />

tan pronto, a pesar <strong>de</strong> lo que me dijiste ayer…<br />

Como una especie <strong>de</strong> incesante zumbido <strong>de</strong> colmena, los mil rumores confusos <strong>de</strong><br />

un campamento en plena actividad venían <strong>de</strong> afuera, a veces como tenues susurros, a<br />

veces como encrespamiento <strong>de</strong> oleaje rugiente. Cerca <strong>de</strong> dos mil hombres allí acampados<br />

ponían sobre aquel trozo <strong>de</strong> llanura como una nota <strong>de</strong> vida continua e intensa.<br />

Empezaba a <strong>de</strong>clinar la tar<strong>de</strong>, una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> cielo plomizo, fría, lluviosa, que esparcía no<br />

sé qué tonos <strong>de</strong> lúgubre opacidad, no sé qué tintes <strong>de</strong> cadavérica pali<strong>de</strong>z sobre el paisaje<br />

circunstante. Cosas y personas parecían como sumergidas en un ambiente gris, <strong>de</strong> suprema<br />

melancolía…<br />

En la sabana <strong>de</strong> Juan Álvarez, conquistada a fuego y sangre al enemigo, hacía ya días<br />

que Santana había establecido el campamento <strong>de</strong> las tropas con que salió <strong>de</strong> Santo Domingo<br />

para aplastar la revolución estallada en el Cibao. Extensa y pintoresca, la sabana se dilataba<br />

hasta confundirse con los bosques que como espesa faja <strong>de</strong> un ver<strong>de</strong> muy oscuro parecían<br />

por todas partes servirle <strong>de</strong> infranqueable límite. El río, el Guanuma, muy encajonado,<br />

corría sobre un lecho fangoso, a veces creciendo <strong>de</strong> manera rápida e imprevista hasta hacer<br />

muy difícil el paso. Diversas avanzadas, colocadas en puntos bien escogidos, mantenían<br />

a toda hora una cuidadosa vigilancia. El enemigo solía acercarse para <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />

bosque disparar a mansalva algunos tiritos… En la Bomba, bien resguardados se situaron<br />

el hospital y los almacenes. En <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada profusión, <strong>de</strong>sparramadas irregularmente,<br />

tiendas <strong>de</strong> campaña, chozas apresuradamente construidas, chicas y gran<strong>de</strong>s, ocupan una<br />

vasta porción <strong>de</strong> la amplia sabana. Cobertizos muy prolongados sirven <strong>de</strong> alojamiento a la<br />

tropa. Aquí y allá, minúsculas cañadas, charcos <strong>de</strong> agua cenagosa cubiertos <strong>de</strong> obscura lama<br />

contrastan con el ver<strong>de</strong> tierno <strong>de</strong>l césped que se extien<strong>de</strong> hasta per<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> vista. En la larga<br />

y rústica casa que sirve <strong>de</strong> hospital se amontonan en catres y hamacas los numerosísimos<br />

*F.G.G. Obras: Crítica literaria: Recuerdos y Opiniones (1888), Impresiones (1899), Perfiles y Relieves (1907), La hora<br />

que pasa (1910), Páginas efímeras (1912), Literatura americana (1915), De aquí y <strong>de</strong> allá (1916), Americanismo literario (1918),<br />

Ensayos: José Martí, Alma Dominicana, Guanuma, El Derrumbe (obra ésta incinerada por el gobierno militar impuesto a<br />

la República Dominicana por Estados Unidos <strong>de</strong> América). Novela corta: Margarita (1888) y <strong>Cuentos</strong>: Sor Clara (1898).<br />

Hizo a<strong>de</strong>más labor <strong>de</strong> periodista; fue diputado al Congreso Nacional.<br />

67

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!