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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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EMILIo RoDRíGuEZ DEMoRIZI | tRaDICIonES Y CuEntoS DoMInICanoS<br />

La noticia <strong>de</strong> este aterrador suceso llenó <strong>de</strong> pánico a los habitantes <strong>de</strong>l litoral <strong>de</strong> la isla,<br />

sobre todo a los <strong>de</strong> Puerto Plata y Montecristi, que siempre creyeron que Drake repetiría<br />

sus latrocinios por esos puntos.<br />

Por eso don Manuel Álvarez, el protagonista <strong>de</strong> esta tradición, se preparaba a abandonar<br />

el país y dirigirse con su familia al Continente o tierra Firme, como <strong>de</strong>cían entonces,<br />

y fijar su resi<strong>de</strong>ncia en la histórica Panamá, ciudad que era muy principal y centro <strong>de</strong> las<br />

operaciones <strong>de</strong>l Pacífico.<br />

Empero el <strong>de</strong>stino había dispuesto las cosas <strong>de</strong> otro modo.<br />

Pasado el pánico y alejado <strong>de</strong> la isla el Almirante Drake, volvió a renacer la confianza,<br />

y aunque don Manuel no había <strong>de</strong>sistido <strong>de</strong> su proyecto <strong>de</strong> abandonar el país, pensó quedarse<br />

algún tiempo más a fin <strong>de</strong> reducir a dinero sonante cuantos bienes poseía; y al efecto<br />

en un tejar <strong>de</strong> su propiedad que tenía ubicado en la <strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l río Yaque y cuyos<br />

vestigios aún se notan, mandó construir diez gran<strong>de</strong>s tinajones, en los que pensaba guardar<br />

su dinero, sus joyas y cuantas alhajas <strong>de</strong> valor tenía su familia. Para esta operación y el<br />

recuento y envase <strong>de</strong> las monedas sólo se servía <strong>de</strong> un fiel esclavo, Tomás, única persona a<br />

quien don Manuel hacía partícipe <strong>de</strong> sus proyectos; pues a no ser con doña tomasina y con<br />

su hija teresa, con los <strong>de</strong>más era poco comunicativo.<br />

Muy a<strong>de</strong>lantados estaban los preparativos <strong>de</strong>l viaje, cuando cundió la alarmante noticia<br />

en Montecristi <strong>de</strong> que los bucaneros y filibusteros <strong>de</strong> la isla Tortuga habían ocupado a Port<br />

Margot, asolado el Guarico con sus continuos latrocinios; y se preparaban a invadir los<br />

alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Montecristi, don<strong>de</strong> abundaba el ganado vacuno, y cuya plaza estaba poco<br />

guarnecida para resistir a la creciente y temible agresión <strong>de</strong> los filibusteros, compuestos en<br />

su mayor parte <strong>de</strong> franceses, ingleses y holan<strong>de</strong>ses.<br />

La noticia llegó a don Manuel, y ya nada se opuso para llevar a cabo su proyectado viaje.<br />

a barlovento <strong>de</strong> Solimán, en la misma rada <strong>de</strong> Montecristi, se veía columpiarse con mucha<br />

majestad una magnífica “carabela”, embarcación <strong>de</strong> tres palos sin cofia ni vela latina, pero<br />

que por su construcción <strong>de</strong>mostraba ser <strong>de</strong> marcha acelerada. En ese buque era que <strong>de</strong>bía<br />

embarcarse don Manuel Álvarez y su familia.<br />

Los filibusteros <strong>de</strong> la Tortuga y <strong>de</strong>más islas adyacentes se movían <strong>de</strong>bido al terror<br />

que había informado la expedición <strong>de</strong>l almirante Drake y los recientes sucesos <strong>de</strong> Santo<br />

Domingo.<br />

El capitán <strong>de</strong> la carabela había dicho que a los 42 grados <strong>de</strong> latitud y atravesando el<br />

Canal <strong>de</strong>l Viento había sido divisado y perseguido por una escuadra, que creía ser la <strong>de</strong>l<br />

almirante Drake, que llevaba rumbo al Continente. Esta alarmante noticia hizo tomar nueva<br />

<strong>de</strong>terminación al pusilánime o avaro don Manuel; y al efecto quiso poner a salvo su fortuna<br />

y correr el riesgo él y su familia.<br />

Era el 24 <strong>de</strong> diciembre: la casa <strong>de</strong> la familia Álvarez se veía materialmente invadida por<br />

las numerosas amista<strong>de</strong>s que habían ido a <strong>de</strong>spedirle. El viaje <strong>de</strong>bía tener lugar a la mañana<br />

siguiente.<br />

tanto en el corredor como en las galerías y en el patio, veíanse apiñados multitud<br />

<strong>de</strong> bultos y paquetes listos para el embarque. En la cocina no era menos el bullicio y el<br />

tropel. Era nochebuena, y don Manuel daba una cena <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida; así es que aquello<br />

parecía que habían tocado a <strong>de</strong>güello con las aves <strong>de</strong> corral. La vieja Marta, muy<br />

versada en ciencias culinarias, hacía prodigios <strong>de</strong> pasteles, jaleas y fritadas. todo era<br />

jolgorio aquella noche. Mas en medio <strong>de</strong> tanto ruido y tanta algarabía como hacían los<br />

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