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TOMO 2 Cuentos CPD p1-362.internet.indd - Banco de Reservas

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CoLECCIón PEnSaMIEnto DoMInICano | Vo l u m e n II | CuEntoS<br />

Hasta en los documentos oficiales <strong>de</strong> la Colonia aparecía el cuento. Las frecuentes y copiosas<br />

Informaciones <strong>de</strong> entonces están plenas <strong>de</strong> cuentos creados por la astucia y la fantasía<br />

<strong>de</strong> los litigantes y <strong>de</strong> los peticionarios que inventaban proezas y servicios suyos o <strong>de</strong> sus<br />

antepasados, algunos no más que presidiarios que el azar convirtió en <strong>de</strong>scubridores o en<br />

conquistadores, presuntuosamente alzados a émulos <strong>de</strong> ojeda. 3<br />

oviedo, en sus Crónicas, recogía toda la chismografía <strong>de</strong> su tiempo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su celda <strong>de</strong>l<br />

Homenaje, vilipendiando al indio, mientras que Las Casas, por el contrario, adoptaba o<br />

inventaba los más fantásticos cuentos en su apasionada <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los aborígenes, tal en su<br />

Destrucción <strong>de</strong> las Indias, creando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces la famosa leyenda negra, la <strong>de</strong>tracción <strong>de</strong><br />

España, cuya vindicación es obra secular aún inconclusa.<br />

nacen así mil y mil cuentos, muchos <strong>de</strong> los cuales no llegan a tomar forma literaria; que<br />

no pasan <strong>de</strong> la tradición oral; que se transforman o se pier<strong>de</strong>n en las simas <strong>de</strong>l olvido.<br />

Las primeras referencias, impresas, relativas al cuento en Santo Domingo, las hallamos<br />

algo lejanas, en El Duen<strong>de</strong>, <strong>de</strong> 1821, periódico <strong>de</strong>l doctor José núñez <strong>de</strong> Cáceres. Es, pues, el<br />

ilustre prócer <strong>de</strong> nuestra primera In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia el primero en aludir al cuento y al cuentista:<br />

a sus propias fábulas las llama “cuentecillos, que aunque en boca y cabeza <strong>de</strong> los animales,<br />

como que en cierto modo y a manera <strong>de</strong> quien no quiere la cosa, pue<strong>de</strong>n aplicarse a los<br />

hombres… Como el Señor cuentista vivía en la Corte <strong>de</strong> tiberio, ¡ay, que no es nada!…<br />

no sería excesivo señalar que el primer cuento aparecido en nuestra prensa, en El Duen<strong>de</strong>,<br />

<strong>de</strong>l 29 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1821, obra <strong>de</strong> núñez <strong>de</strong> Cáceres, fue el siguiente, que no por breve <strong>de</strong>ja<br />

<strong>de</strong> ser cuento, y que por tal lo tuvo su autor:<br />

Vaya <strong>de</strong> cuento… Un padre para consolar a su hija <strong>de</strong> cierta pena que la consumía, le ofreció<br />

casarla con un joven bien hecho y garboso.<br />

La niña con esto se <strong>de</strong>speja, ya come, se adorna y restableció su salud: el padre, con pasatiempos<br />

quería eludir la promesa; mas la niña que no olvidaba lo esencial, le dijo un día:<br />

Ou donc est le jeune mari.<br />

que vous m’avez promis… 4<br />

tal eran, siglos atrás, los cuentos <strong>de</strong> El Sobremesa y alivio <strong>de</strong> caminantes, <strong>de</strong> timoneda, y<br />

los <strong>de</strong> Esteban <strong>de</strong> Garibay.<br />

Es claro que durante la ominosa dominación haitiana, <strong>de</strong> 1822 a 1844, hubo un apagamiento<br />

casi absoluto <strong>de</strong> la actividad cultural; que no pue<strong>de</strong> haberla don<strong>de</strong> no hay<br />

periódicos, don<strong>de</strong> ya eran nostálgico recuerdo El Duen<strong>de</strong> y El Telégrafo Constitucional <strong>de</strong><br />

Santo Domingo.<br />

Con el resurgimiento <strong>de</strong> la prensa, en 1845, apareció el cuento, no en sus condiciones<br />

retóricas, pero sí en embrión. Eran los cuentos, los relatos burlescos contra los haitianos, <strong>de</strong><br />

Manuel María Valencia, <strong>de</strong> Félix María <strong>de</strong>l Monte, <strong>de</strong> José María Serra, <strong>de</strong> nicolás ureña <strong>de</strong><br />

Mendoza, que circulaban en El Dominicano y <strong>de</strong>más voceros <strong>de</strong> la época.<br />

3 usamos el término cuento en su sentido más lato –sin rigurosos encasillamientos retóricos que obligarían a<br />

enfadosas explicaciones– y acogemos como cuentos lo que una crítica estricta, fuera <strong>de</strong> lugar en este caso, señalaría<br />

como un cuadro <strong>de</strong> costumbres, un relato, una narración, una anécdota, un episodio, un sucedido. Lo esencial es que a<br />

la forma in<strong>de</strong>finida <strong>de</strong>l cuento se añada lo característico en esta antología: lo político, lo criollo. La propia <strong>de</strong>finición <strong>de</strong><br />

Bosch, maestro en la materia, “un cuento es el relato <strong>de</strong> un hecho que tiene indudable importancia”, ya revela <strong>de</strong> por<br />

sí lo difícil que será, en muchos casos, señalar los límites <strong>de</strong>l cuento y el relato. Con razón dice Barba Salinas que “al<br />

escribir cuentos se corre el riesgo <strong>de</strong> caer en la narración o en el cuadro <strong>de</strong> costumbres”.<br />

4 El cuento breve, como se sabe, estuvo en boga, nuevamente, a fines <strong>de</strong>l siglo pasado. En la revista El Lápiz, (S. D.,<br />

edición <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1891), tan dada a esta clase <strong>de</strong> publicaciones, se reprodujo uno <strong>de</strong> los <strong>Cuentos</strong> cortos <strong>de</strong> Enrique<br />

Fontanills, <strong>de</strong> apenas 13 líneas.<br />

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