11.05.2013 Views

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

105<br />

sacuda el tiránico yugo que la oprime y, recobrando su libertad moral, se convierta en un<br />

ser libre de pensar y de sentir, borrando el sello de esclavitud que la bárbara sociedad<br />

grabó sobre su humillada frente?<br />

A pesar de estos razonamientos, la espina clavada en su corazón parecía introducir<br />

cada vez más en él su venenosa punta.<br />

Sintiendo un bochorno inexplicable delante de su familia, procuró evitar en cuanto le<br />

fuese dable su presencia.<br />

No salía de su cuarto más que a las horas de comer, o para dar solitarios paseos por el<br />

campo. Guardaba en su poder la llave de la puerta falsa, y salía y entraba sin ser vista de<br />

nadie.<br />

Pero corno el corazón humano es tan extravagante, y ansía precisamente aquello de<br />

que está privado, diole a Clotilde entonces por anhelar la vista de sus hijos, y aún, aún,<br />

sin confesárselo a sí misma, la de su marido.<br />

Aquellas cartas de fuego que guardaba sobre su corazón eran como una barrera<br />

infranqueable, como un abismo profundo interpuesto entre ella y Guillermo, porque<br />

Clotilde era de espíritu demasiado recto, de corazón demasiado noble, para desempeñar<br />

el villano papel de la mujer culpable que se entrega a sus devaneos, conservando, sin<br />

embargo, por medio de pérfidos amaños, su puesto de honor en el hogar doméstico.<br />

Considerándose Clotilde, en la lealtad de su carácter, como moralmente divorciada de<br />

su familia, desde que había contestado a la primera carta, dióle por evocar los tranquilos<br />

recuerdos del pasado, los días plácidos y sin nubes en que se había deslizado<br />

blandamente su existencia.<br />

Y con tanta viveza empezó a ofrecerse a su imaginación el recuerdo del bien perdido,<br />

que por combatirlo volvió a pasar revista a todos los volúmenes que componían su<br />

biblioteca, y que antes habían formado sus delicias. Figuraban entre ellos, en primer<br />

término, las obras de Jorge Sand.<br />

Jorge Sand, que había olvidado sus deberes, que necesitaba sincerarse de su propia<br />

conducta ante el mundo, fue la que dio el primer paso en la torcida senda y, como sucede<br />

siempre que el árbol del mal produce efectos de muerte, por disculpar su infracción a las<br />

leyes de la moral y de la virtud, comprometió la felicidad futura de millares de mujeres.<br />

¡Ah, si los espíritus incautos supieran que todas las ideas desorganizadoras brotan de<br />

la pluma del escritor que se halla, por su culpa casi siempre, fuera de la ley y en pugna<br />

con la sociedad, no prestarían tanta fe a sus descabelladas utopías!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!