11.05.2013 Views

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

66<br />

¿Acaso Alonso Cano no era hombre?, y redoblaba su afán por estudiar e imitar a los<br />

buenos modelos.<br />

Pero quiso su desventura, aunque él no se resolvió a darle este nombre, que cayese<br />

enferma una vecina que habitaba en la buhardilla inmediata. Era una pobre anciana que<br />

vivía sola, pues su único hijo servía en clase de lacayo en casa de la Marquesa de los<br />

Gazules.<br />

Miguel, bueno y compasivo, abandonó sus estudios y sus estatuitas, para velar día y<br />

noche a la cabecera de la pobre enferma. Súpolo el hijo de ésta, y no acertando cómo<br />

demostrarle su gratitud, una vez que su ama le ordenó que fuese en busca de un escultor,<br />

para que hiciese su busto, él le dijo que conocía a un joven que era un portento en esta<br />

clase de trabajos, y se apresuró a presentárselo.<br />

Para comparecer dignamente delante de la encopetada señora, Miguel no tenía traje a<br />

propósito; pero el lacayo, que no era lerdo, y que sabía que en Madrid todo depende del<br />

traje, se dio buena maña en buscarle uno, alquilándolo de su propio peculio a un<br />

ropavejero.<br />

Hízose el busto, y se hizo tan a gusto como ya sabemos de la Marquesa, que ésta,<br />

prendada del artista, tomó interés en darlo a conocer a sus amigos. Como conservando el<br />

parecido, había favorecido extraordinariamente a la vetusta dama, no hubo dama vetusta<br />

que no le encargase su busto, tanto, que el escultor tuvo que dar de mano a sus estatuitas,<br />

y abrir un registro para fijar turno a sus nobles clientes. Esto acrecentó su fama, y como<br />

en Madrid todo se hace objeto de moda, Miguel y sus bustos pasaron a estar de moda,<br />

ganando en aquel entonces sumas fabulosas. Y como a su mérito artístico reunía una<br />

figura bella y atractiva, no le faltaron galantes aventuras. Esto acabó de trastornar su<br />

imaginación, y poco a poco se fue volviendo muy distinto de lo que era.<br />

Trocó su humilde buhardilla por una habitación elegante, se hizo vestir por el sastre<br />

más afamado, y aun compró un hermoso caballo tordo, para hacerlo caracolear a la<br />

portezuela de los dorados coches cuando paseaba por la Fuente Castellana. Entonces no<br />

hubo salón que no frecuentase, ni dama aristocrática que dejase de prodigarle sus<br />

sonrisas.<br />

Miguel se desvaneció completamente, olvidó el cincel que le había abierto las puertas<br />

del templo de la fortuna y, ocupado en incesantes devaneos, no se acordó ya de Alonso<br />

Cano.<br />

<strong>De</strong> baile en baile, de fiesta en fiesta, sólo le quedaba tiempo para escribir sus reseñas<br />

en la cuarta plana de los periódicos, reseñas en las que no escaseaban los elogios

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!