El Copo De Nieve Ángela Grassi

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216 -¡No teme a la vejez la que saborea los goces inefables del deber cumplido, la que sabe en que consiste la poesía de la vida! ¡Dichosa la que refrena su imaginación y sigue las estrechas vías del deber y la prudencia, porque la felicidad es un copo de nieve que si toca al suelo se convierte en lodo!
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1 Ángela Grassi El Copo De Nieve V
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3 rizando las apacibles ondas del r
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5 Entre tanto las sombras habían b
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7 -No sé si estoy más triste que
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9 Calló algunos momentos, y luego
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11 gratitud, al menos alguna consid
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13 -No sé si amo a Guillermo, excl
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15 mis ojos a la mujer extraviada,
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17 castigo del escéptico consiste
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19 Sus momentos de solaz los pasaba
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21 Bien pronto se reunió en torno
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23 Don Eustaquio, que iba a verla p
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25 Dedicábase además a tallar san
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27 la vida común que hacían Juana
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29 También don Eustaquio se dejó
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31 Entonces, obedeciendo a un impul
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33 Permaneció inmóvil y silencios
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35 -Al contado sería lo de menos,
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37 -No importa, es mi amigo, quizá
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39 No habían tenido poca parte la
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41 -¡Sé feliz!, murmuró la joven
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43 Juana se arrojó en sus brazos y
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45 Y loco de dolor se entró por me
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47 -Juana es mi criada, añadió el
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49 -Es costumbre inmemorial de mis
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51 -¿Qué haces aquí, amor mío?,
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53 fango en el que él se revolcaba
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55 Cogidos del brazo bajaron la esc
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57 -Sí; ¿pero qué vamos a hacer?
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59 Como a todos los viejos verdes q
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61 -No te he olvidado ni un solo in
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63 torcidos, ni preveía las consec
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65 Tenía tal arte de multiplicarse
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67 exagerados y las adulaciones rid
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69 la playa habla con desprecio de
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71 debieran ser los sacerdotes del
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73 cuenta para todo? Y ella, la gaz
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75 -¡Esos beneficios yo no los he
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77 caso de que una dama ilustre, ha
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79 ulcerado, y cuando concluyó de
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81 Aquellas imprudentes palabras le
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83 para alquilarlo a cuantos forast
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85 mercado. Así no había secreto
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87 veces viene a honrar nuestra cas
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89 Si le hubiesen preguntado a dón
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91 -Dios le bendiga a usted, señor
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93 Harto lo sabía la tía Ojazos,
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95 Parecía haberse extendido un ne
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97 Pero más rápido que el pensami
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99 ¿Qué se habían dicho Juana y
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101 Tales eran los pensamientos de
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103 Por fin cogió el ramo, dirigi
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105 sacuda el tiránico yugo que la
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107 hogar doméstico, discutiendo l
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109 Una tarde salió a dar un paseo
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111 -Usted haga lo que quiera, Guil
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113 Habló de los deberes de la esp
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115 -Pero la mujer ha dejado de ser
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117 -Pero padre, interrumpió Cloti
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119 Juana murmuró otra vez algunas
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121 ¡La reconciliación estaba hec
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123 Don Lupercio se sentó, extendi
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125 Clotilde empezó a comprender.
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127 -Si usted consiente, dijo rápi
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129 ¿Qué sería de ella si su mar
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131 A pesar de su impaciencia, era
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133 Pero en aquel instante resonó
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135 Confiada y bondadosa, no podía
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137 El cuerpo creado para fecundar
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139 Éstos, más sinceros, hablaban
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141 Los dos sobrinos retrocedieron
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143 -¡Estás loca, balbuceó la mo
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145 -¡Dios nunca rechaza a un cora
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147 Empezaron los comentarios, pond
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149 Aníbal se subió sobre la cama
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151 -¿Puedo dejar de acudir al lla
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153 Pero viendo que nada alcanzaban
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155 Ésta se puso encendida; Guille
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157 -Perfectamente. La mina está m
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159 de mi alma, luz de mi pensamien
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161 Podía salir y entrar sin ser v
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163 La tía Ojazos, después de hab
Page 165 and 166: 165 -He aquí la adorada imagen, co
Page 167 and 168: 167 Era tiempo, porque ya resonaban
Page 169 and 170: 169 Miguel había permanecido hasta
Page 171 and 172: 171 ¡Ay de él, si hubiese presenc
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Page 177 and 178: 177 Al cabo de pocos minutos la loc
Page 179 and 180: 179 Reunió todas sus fuerzas, sacu
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Page 185 and 186: 185 Tendió en derredor sus miradas
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Page 193 and 194: 193 -¡Aquí estoy!,dijo apresurada
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Page 197 and 198: 197 ¡Es verdad que yo hice lo mism
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Page 201 and 202: 201 dado pábulo a las murmuracione
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Page 207 and 208: 207 Sin embargo, oíanse a los lejo
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Page 211 and 212: 211 Acercóse despacio a la ventana
Page 213 and 214: 213 doquiera. Germinaban las planta
Page 215: 215 -¡Sí!, murmuró dulcemente Ju
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