11.05.2013 Views

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

147<br />

Empezaron los comentarios, ponderando los unos la discreción de la heroína,<br />

burlándose los otros del novel don Juan, criticando los de más allá a las personas de<br />

clase abyecta que desvanecidas con los favores, quizás inmerecidos, que les otorga la<br />

sociedad, creen poder atreverse a todo.<br />

Los epigramas eran tan directos, las alusiones tan trasparentes, tan sangrientos los<br />

dicterios, que Miguel, perdiendo su sangre fría, tomó con calor la defensa del burlado, y<br />

acabó de ponerse en evidencia.<br />

Entonces las indirectas se volvieron insultos personales, disfrazados con aquella<br />

exquisita cortesía que suelen usar las personas de buen tono; pero que por esto no hieren<br />

menos a aquéllos a quienes se dirigen.<br />

-¡Cómo podría confundir a esos necios!, se dijo a sí mismo Miguel con las mejillas<br />

cubiertas de rubor y el pecho lleno de ira.<br />

En aquel momento resonó la campanilla que anunciaba la visita que el Salvador del<br />

mundo iba a hacer a la que estaba próxima a abandonar la tierra.<br />

Todos enmudecieron, transidos de pavor, y se precipitaron hacia la estancia de la<br />

Marquesa.<br />

En la pieza anterior a aquella, se arremolinaban los parientes, diciéndose los unos a<br />

los otros en voz baja:<br />

-¡Ya ha hecho testamento!<br />

Y se miraban de hito en hito, creyendo cada cual adivinar en el rostro del otro, si<br />

creía ser el heredero.<br />

Allí se detuvieron los amigos íntimos, que no querían entristecerse con el espectáculo<br />

de la agonía, mientras los pobres de la vecindad que habían subido en pos de la<br />

formidable portera, se mantenían arrodillados junto al umbral de la puerta; pero con el<br />

oído listo y la mirada atenta.<br />

Entró y volvió a salir el Santo Viático del aposento de la moribunda, extinguiéndose a<br />

lo lejos el rumor de la campanilla de plata, y el confesor, apareciendo en el dintel de la<br />

puerta, dijo con voz triste y solemne.<br />

-¡Rogad por ella! ¡Ha muerto! ¡Ha hecho una buena confesión, y Dios la habrá<br />

recibido en su seno!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!