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El Copo De Nieve Ángela Grassi

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138<br />

Bien se veía al través de sus hipócritas gimoteos, la certeza del triunfo, el orgullo de<br />

la preponderancia.<br />

Al primer aviso de la doncella, comprada hacía ya mucho tiempo, se había instalado<br />

en la alcoba, como conquistadora, negando la entrada a todo el mundo, médicos,<br />

sacerdotes y parientes.<br />

Pero aquel sobrino, más audaz, más cínico que los otros, la había declarado una<br />

guerra a muerte, y conquistando el terreno palmo a palmo, desde la antesala hasta la<br />

alcoba, se había instalado allí de un modo definitivo y absoluto: sólo que la sobrina<br />

estaba a la cabecera de la cama y el sobrino a los pies.<br />

<strong>De</strong>sde sus mutuas posiciones, ambos se lanzaban uno a otro miradas de desconfianza<br />

y odio, y esta desconfianza, este odio se iban haciendo más visibles a medida que la<br />

Marquesa se ponía más pálida, a medida que la muerte iba extendiendo sobre su rostro<br />

su fúnebre sudario.<br />

En la sala inmediata estaban cincuenta parientes lejanos, hombres, mujeres y niños,<br />

pues los padres habían traído a sus hijos para enternecer mejor a la moribunda.<br />

Quien mas, y quien menos, todos habían sido halagados durante la larga vida de la<br />

Marquesa con la esperanza de ser sus herederos universales. <strong>El</strong>la había empleado este<br />

sistema para tener esclavos, y bien se sabía por otra parte que era libre de disponer de su<br />

fortuna del modo que quisiese.<br />

En aquellos cincuenta parientes estaban representadas todas las clases de la sociedad,<br />

desde la chaqueta y las manos callosas, hasta el rendigote y las manos blancas cubiertas<br />

con ricos guantes.<br />

Los doblones de una cuantiosa herencia tienen el privilegio de hacer surgir parientes<br />

hasta de las piedras.<br />

Todos aquellos heterogéneos personajes iban y venían de puntillas con una agitación<br />

indecible, miraban por la cerradura y cuchicheaban en voz baja, resonando entre los<br />

misteriosos cuchicheos la palabra mágica millones.<br />

Lo que al principio de la noche era un millón, por un admirable procedimiento<br />

matemático se había convertido en doce o quince millones.<br />

En el comedor estaban agrupados, no sólo los criados de la casa, sino cuantos habían<br />

prestado algún servicio a la enferma en el espacio de muchos años.

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