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El Copo De Nieve Ángela Grassi

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81<br />

Aquellas imprudentes palabras le habían hecho creer que sus galanterías habían<br />

hallado un eco en el alma de la joven, y trémulo, delirante, exclamó, juntando las manos<br />

sobre el pecho:<br />

-¡Ah Clotilde! ¡Con toda mi sangre pagaría el derecho de enjugar esas lágrimas que<br />

brillan en sus mejillas!<br />

Miguel era sincero en aquel instante.<br />

Clotilde, de alma pura, cándida, inocente, que ignoraba las artes de la coquetería, que<br />

no había querido, en manera alguna, provocar una declaración, quedó suspensa,<br />

ruborosa, asustada de sí misma y de aquel amor apasionado que se ofrecía de repente a<br />

sus miradas.<br />

Bajó los ojos, calló, apoyándose en la baranda, pálida y convulsa.<br />

Entonces, Miguel, cobrando ánimo con su confusión, con su silencio, le dijo cosas<br />

sublimes que brotaban de su corazón a sus labios, y que, como todo lo que brota del<br />

corazón, tenían una magia irresistible.<br />

Clotilde experimentó el choque eléctrico de aquellas ardorosas sensaciones; sintió<br />

correr por sus venas parte del fuego que corría por las venas de Miguel, el amor<br />

desordenado y poético de sus libros se ofreció a su enferma imaginación avasallándola;<br />

creyó estar en su derecho, compartiendo aquel amor ideal que ofrecía un bálsamo<br />

dulcísimo a sus penas.<br />

Más de una hora permaneció allí escuchando las palabras elocuentes del joven, que<br />

resonaban en su corazón como una música deliciosa.<br />

Durante aquel coloquio, los ángeles no tuvieron por qué cubrir su faz con sus blancas<br />

alas; pero al volver a entrar en el salón, cuando ya las luces se apagaban y los ecos de la<br />

música se extinguían, las hijas del escribano y doña Segismunda pudieron ver que en el<br />

ojal del frac de Miguel se ostentaba una purpúrea rosa arrancada del ramo de Clotilde.<br />

- IV -<br />

Lo que puede pesar un capullo de rosa en la balanza de la vida<br />

La mujer es el Atlante sobre cuyos flacos hombros descansa el edificio de la familia; un

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