11.05.2013 Views

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

134<br />

<strong>El</strong>evóse del siniestro grupo, así que ella llegó, un sordo murmullo de improperios y<br />

amenazas; y prometiendo volver a las vísperas para saborear la segunda parte del drama,<br />

salieron las maldicientes como poseídas, para propalar por la ciudad cuanto habían visto<br />

y oído.<br />

Y fueron desfilando una a una, pasando todas por delante de Clotilde, y fijando en<br />

ella una mirada descarada, llena de odio y menosprecio.<br />

-¡Oh, cómo me miran esas mujeres!, pensó la infeliz; ¡parece que leen en mi frente mi<br />

delito!<br />

Levantóse con paso vacilante para sustraerse a aquel martirio, se cubrió con el velo, y<br />

saliendo de la iglesia, se dirigió a su casa y corrió a encerrarse en su aposento.<br />

Allí abrió la carta y la leyó temblando como la hoja en el árbol. ¡Tenía miedo hasta<br />

del aire y de la luz!<br />

<strong>El</strong> escribano decía bien. Cada una de aquellas palabras ardientes, tomadas de la<br />

ampulosa fraseología de las novelas, encerraban la confirmación de una deshonra<br />

imaginaria.<br />

Con las mejillas inflamadas de rubor, hizo trizas aquel funesto padrón de su<br />

ignominia; pero entonces recordó con espanto, que en poder de Miguel debían existir<br />

otras dos cartas como aquélla.<br />

¿Habrían llegado efectivamente a su destino, o habrían sido interceptadas también<br />

para servir de objeto a una especulación infame'?<br />

-¡Ay!, murmuró la desventurada entre sollozos, ¡la mujer que tiene un secreto ya no<br />

se pertenece; se convierte en esclava miserable del azar y de las personas malignas que<br />

la rodean! ¡Dios mío, no he hecho más que desviar mi pie de la senda del deber, y ya<br />

siento el castigo!<br />

Por la tarde acudió a la iglesia, en donde se renovó la misma escena de la mañana,<br />

con la única diferencia de que asistieron a ella, protegidas por la penumbra que reinaba<br />

en las capillas, todas las comadres de Orduña; pero Clotilde volvió a su casa menos<br />

afligida, estrechando sobre su corazón el fatal papel devuelto por Policarpa.<br />

Habíale mirado a la luz de una lámpara y le había parecido el mismo.<br />

-¡Habrán querido tomar alguna nota, pensó; quizás el mal no sea tan grave como yo<br />

me imaginaba!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!