11.05.2013 Views

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

El Copo De Nieve Ángela Grassi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

140<br />

Las miradas que cruzaban entre sí el sobrino y la sobrina, eran cada vez más hoscas,<br />

más amenazadoras.<br />

<strong>El</strong> primero llamó a la segunda y le dijo en voz baja:<br />

-Es preciso que esto concluya, es preciso que venga el escribano. Tiene muchos<br />

parientes pobres, y si muere sin testar todo se lo llevará la curia.<br />

-Yo no quiero que se le violente para nada, contestó con sequedad la sobrina. Lo<br />

único en que puedo consentir es en que se llame a un sacerdote.<br />

-Comprendo perfectamente tu intención, replicó el sobrino con voz acre y<br />

destemplada; tu derecho es mejor que el nuestro, y si muere sin testar, la herencia será<br />

para ti, aunque la mermen los curiales. Pero esto no puede ser y no será. Yo me opongo<br />

a la realización de tus planes egoístas. Afuera hay muchos infelices a quienes represento,<br />

y defenderé sus derechos hasta el último instante.<br />

Afuera se oía efectivamente un confuso rumor, como el de la marea cuando sube y<br />

amenaza inundar la playa.<br />

Los parientes se impacientaban. Hallaban que aquella agonía era demasiado larga.<br />

-Tía, dijo el sobrino traspasando por primera vez el límite que le había impuesto su<br />

enemiga, y llegando con sólo tres pasos a la cabecera de la cama, como si quisiera<br />

tomarla por asalto; tía, está usted muy grave: soy hombre y debo decir la verdad, está<br />

usted muy grave, y es preciso que arregle usted sus negocios; es preciso que piense usted<br />

en hacer testamento y llamar a un escribano.<br />

-¡Tía, exclamó la sobrina dando rápidamente vuelta a la cama para colocarse al otro<br />

lado, no se fíe usted de nadie, no se fíe usted más que de mí! ¡Oh, yo no permitiré que la<br />

atormenten a usted por mezquinos intereses! ¡Estoy segura de que Dios la dará a usted<br />

todavía muchos días de vida!<br />

Y su voz, al hablar así, estaba ronca, y su rostro amoratado por la cólera.<br />

¿Había oído la Marquesa el diálogo anterior? ¿Adivinaba por la inflexión de aquellas<br />

voces el verdadero sentido de sus palabras?<br />

Se incorporó con ímpetu y gritó con desesperación.<br />

-Pero ¿qué hacen aquí estas gentes? ¿Por qué se han apoderado de mi casa? ¿No<br />

tengo yo criados que me sirvan? ¿No les había mandado que no dejasen entrar a nadie?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!