Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
167<br />
Era tiempo, porque ya resonaban en la otra estancia los pasos de Guillermo, y Juana<br />
sólo tuvo el necesario para cerrar la ventana.<br />
- IX -<br />
La catástrofe<br />
Como un huracán salido de improviso de sus oscuros antros, apareció Guillermo en el<br />
dintel de la puerta. Sus ojos arrojaban fuego, y sus labios lívidos podían contener a duras<br />
penas la imprecación próxima a escaparse de su pecho.<br />
Se detuvo, giró en torno una rápida mirada, y quedó suspenso al descubrir a Juana.<br />
Juana, aunque trémula y agitada, tuvo bastante presencia de espíritu para salir a su<br />
encuentro y decirle:<br />
-Aquí está Miguel, que no se ha atrevido a ir a casa, para comunicar a usted la noticia<br />
de la muerte de su tía. Me estaba encargando a mí que desempeñase en su nombre tan<br />
triste ministerio... <strong>El</strong> pobre está muy afectado con la pérdida de su bienhechora, que para<br />
él había sido casi una madre... Pero ¡cuánto me alegro de que haya usted venido,<br />
Guillermo!, añadió cambiando de tono. Usted es mi Providencia: aún no formulo un<br />
deseo, cuando ya se presenta usted para realizarlo.<br />
Guillermo y Miguel se miraron asombrados; ninguno de los dos comprendía adonde<br />
la joven quería ir a parar.<br />
Pero Juana repuso dulcemente, dirigiéndose al primero:<br />
-Figúrese usted que Miguel, desesperado con la pérdida que acaba de sufrir, ha<br />
resuelto abandonar la corte e ir a estudiar a Italia. Sin recursos de ningún género, piensa<br />
emprender tan largo viaje, apoyado únicamente en su bordón de peregrino.<br />
Poco se me alcanza a mí de las cosas de la vida; pero sé que en un país extranjero<br />
nadie es amigo de nadie, y sólo se encuentran auxilios en la caridad pública o el público<br />
hospital.<br />
Fortuna ha sido que no haya llevado a cabo su insensato propósito sin venir antes a<br />
despedirse de mí.<br />
Yo quiero que acepte la pequeña cantidad que usted, Guillermo, guarda en su poder,<br />
de los productos de la tierrecita, y hace una hora que estoy batallando con él para que no