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-¡Esos beneficios yo no los he solicitado!, replicó el joven con altivez.<br />
-Porque tiene cuatro terrones y una fábrica mal montada, cree poder codearse con los<br />
que ostentan una corona, refunfuñó la Marquesa haciendo trizas su pañuelo de nipis.<br />
Aunque había pronunciado estas palabras en voz baja, Guillermo las oyó.<br />
Miró en torno de sí, vio a las doncellas ocupadas en arreglar el traje color de naranja<br />
que se iba a poner su señora, comprendió que en breve la afrenta sería repetida y<br />
comentada por todos los maldicientes de Orduña, y ya incapaz de contenerse, exclamó<br />
fuera de sí:<br />
-No olvide usted que yo soy el amo de esta casa, que usted ha venido a ella por su<br />
beneplácito, y que por su beneplácito, y no a instancias mías, permanece en ella.<br />
-¿Es decir que me echa usted?, gritó la Marquesa levantándose y con los ojos<br />
chispeantes de cólera.<br />
-Tía, por Dios, dijo Clotilde interviniendo con ademán suplicante.<br />
-¡Ya ves, ya ves cómo trata a tus parientes el que debía considerarse muy honrado<br />
con los lazos fortuitos que le unen a ellos!, vociferó la vieja, golpeando el suelo con los<br />
pies y entregada a un verdadero paroxismo de ira.<br />
Guillermo a su vez experimentó un vértigo, al oír aquel nuevo insulto.<br />
Sin embargo se contuvo.<br />
-Basta, señora, dijo, está usted en mi casa, y no contestaré con improperios a sus<br />
improperios.<br />
Pero no olvide usted que si yo la respeto, tengo derecho a ser respetado, y a que se<br />
consulte mi voluntad antes de tomar una resolución cualquiera.<br />
Volvió la espalda, y salió con paso grave y mesurado del aposento.<br />
No estaba la Marquesa acostumbrada a sufrir la más leve contradicción; no estaba<br />
acostumbrada, sobre todo, a ver que al pronunciar la mágica palabra de herencia, sus<br />
presuntos herederos dejasen de arrastrarse de rodillas delante de ella. Sólo aquel sobrino,<br />
del cual deseaba tan ardientemente vengarse, le había ofrecido resistencia, y aún éste<br />
tenía la excusa de que amaba a otra mujer.