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<strong>El</strong> dormitorio de los niños tenía salida a la galería de cristales, que dando vuelta a la<br />
casa, comunicaba por una puerta falsa con su alcoba.<br />
Clotilde se levantó, buscó a tientas la puerta, se deslizó de puntillas a lo largo de la<br />
galería, y penetró en su estancia.<br />
Pero su valor y sus fuerzas estaban agotadas.<br />
Apenas llegó a su aposento, cayó desmayada al suelo, y sólo volvió en sí cuando el<br />
primer rayo de sol vino a calentar sus miembros ateridos.<br />
- VIII -<br />
Lo que se ve a la luz de los sepulcros<br />
¿Qué se habían hecho las risas y algazara que ensordecían de continuo los ecos de los<br />
salones en donde la marquesa de los Gazules recibía a su alegre corte?<br />
Habían enmudecido ahogados por el helado soplo de la muerte.<br />
La muerte había entrado en el suntuoso palacio con el mismo ligero paso que entraba<br />
en las cabañas, sin tener en cuenta las magníficas alfombras ni los dorados techos.<br />
La gran niveladora de las clases sociales se había situado junto a la cabecera del lecho<br />
en donde gemía la Marquesa, y tendía hacia ella su mano descarnada.<br />
Un fúnebre crespón parecía cubrir todos los objetos, y al través de aquel negro<br />
crespón, a la luz opaca que proyectaba una sola lámpara oculta en un ángulo del<br />
aposento, la infeliz moribunda veía cosas que nunca jamás había visto: veía la sepultura<br />
entreabierta; la sombra impalpable, eterna; los hórridos gusanos que iban a ser sus<br />
únicos compañeros, arrastrándose en todas direcciones por encima de su cadáver, metido<br />
en una estrecha caja, que aunque fuese dorada por fuera, sería igual por dentro a la que<br />
encerrase el cuerpo de un mísero jornalero.<br />
Siempre había creído que su cuerpo formado de materia volvería a ser materia, que el<br />
polvo volvería a ser polvo; pero nunca había meditado seriamente sobre esto. Cuando<br />
estos lúgubres pensamientos acudían a su mente, se vestía de gasa, se coronaba de flores,<br />
y corría a quemar incienso ante las aras del dios Placer, como si creyera que el placer y<br />
ella debieran ser inmortales.<br />
¡Y sin embargo, el temido momento había llegado!