Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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se hallaba en Potosí, víctima de los porteños, y que sus dos perros, Castalia y Gory, se
habían vuelto salvajes, no permitiendo que nadie se aproximase por la hacienda que les
servía de guarida. Todo ese tiempo se habían estado alimentando con lo que podían
cazar. Como quiera que él, el Dr. Cañete --como el resto de su familia--, se hallaba en
la clandestinidad, no había querido exponerse alejándose más allá de los límites de su
hacienda, para poder proporcionar a esos animales algún alimento; los perros, a veces
atraídos por los olores de la comida, incursionaban en la casa; sin embargo, él nunca
quiso alentar esas visitas, brindándoles más alimentos, porque siempre se habían
mostrado agresivos; así pues, para bien o para mal, estaba visto que esos perros debían
valerse por sí mismos, como que habían aprendido a sobrevivir a sus expensas. La
última muestra de su ferocidad la pudieron apreciar con la horrible muerte de la mula
cojitranca, a la que prácticamente habían despedazado.
La Paz, miércoles 10 de abril, 1811:
Castelli, luego de pasar por Cochabamba y Oruro, reclutando gente para su
ejército, hizo su ingreso en la villa de La Paz con gran pompa y fervor patriótico, al son
de clarines y tambores, con salvas de artillería, tal como les correspondía a los héroes
victoriosos. El repliegue de las fuerzas de Goyeneche, a la otra margen del
Desaguadero, le había dado mayor seguridad acerca del poderío de sus hombres, al
Página 104 de 295 La Saga del Esclavo – Adolfo Cáceres Romero