13.05.2013 Views

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

<strong>de</strong> mi amo. Su mirada fija, abierta al dolor que había sufrido, parecía <strong>de</strong>cirme: “¿Tú, tú,<br />

Francisco...?” “¡Qué hice, Oh Dios qué hice!” Salí corriendo calle arriba, hasta<br />

tropezar con Juan y Mariano que inmediatamente me gritaron que me <strong>de</strong>shiciera <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

cuchillo, tinto en sangre, que todavía llevaba en la mano. Iba a lanzarme sobre ellos y<br />

vengar la muerte <strong>de</strong> mi amo, pero Mariano, con toda naturalidad, me <strong>de</strong>spojó <strong><strong>de</strong>l</strong> arma,<br />

la limpió y guardó, diciendo que podría servirnos más tar<strong>de</strong>. Huimos los tres, y en una<br />

acequia que había por ahí cerca me lavé las manos hasta más no po<strong>de</strong>r, como queriendo<br />

quitarme toda mancha <strong><strong>de</strong>l</strong> crimen que acababa <strong>de</strong> cometer.<br />

--¿Y luego qué hicisteis?--, la compungida voz <strong><strong>de</strong>l</strong> Justicia Mayor.<br />

Nada, más bien nos dirigimos a la chichería <strong>de</strong> las Almanza, don<strong>de</strong> bebí hasta<br />

aturdir mi mente. Juan no mostraba ningún remordimiento por lo que había hecho.<br />

Mariano, entre sorbo y sorbo <strong>de</strong> su aguardiente, brindaba por mi libertad. Así que traté<br />

<strong>de</strong> engañarme sintiéndome libre. Estuvimos un buen rato, hasta que una <strong>de</strong> las Almanza<br />

nos dijo que ya <strong>de</strong>biéramos marcharnos, pues al día siguiente llegarían a la villa Castelli<br />

y los porteños que tenían fama <strong>de</strong> ser saqueadores y asesinos. Juan, afilaba con su<br />

navaja la uña que le servía <strong>de</strong> arma mortal, diciendo que se le había roto la punta en una<br />

pelea. “Ya tengo que cerrar”, <strong>de</strong>cía la chichera; en tanto Mariano, estimulado por las<br />

copas, pedía más chicha ofreciendo <strong>de</strong> prenda una sortija <strong>de</strong> oro, que la Almanza no<br />

quiso admitirla, porque le parecía <strong>de</strong> cobre. “¡Cómo ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> cobre!”, protestó<br />

Mariano, impru<strong>de</strong>ntemente, “cuando es una <strong>de</strong> las mejores sortijas que perteneció al<br />

más rico <strong>de</strong> esta villa”. La chola contestó: “Si eso fuera cierto, sería porque <strong>de</strong>snudasteis<br />

o asesinasteis a ese caballero”. Las risotadas nerviosas <strong>de</strong> mis compañeros aumentaron<br />

las sospechas <strong>de</strong> la chola Almanza que, al tratar <strong>de</strong> arrojarnos <strong>de</strong> su casa, advirtió que<br />

Página 31 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!