Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

NoticiasBolivianas.com - El portal de noticias de COMECO
producen un estruendo que oye desde lejos el pastor en la montaña, así era la gritería y
el trabajo de los que se vinieron a las manos”.
Siempre que iba a entrar en combate, el general Goyeneche releía los pasajes
épicos de “La Iliada” que le habían impresionado desde su juventud. Afuera, en el
poblado de Zepita, los rigores del invierno se hacían sentir con mayor fuerza que el año
anterior. Guardó el libro de Homero en su alforja y dio el último sorbo al vaso de
ponche caliente que bebía. Iba a dar la una, hora convenida con su estado mayor para
movilizar sus fuerzas. No se arrepentía de haber tomado esa decisión, aunque sabía que
lo iban a condenar durante toda la posteridad por romper el pacto de tregua, faltando
seis días para su expiración; pero Castelli iba a hacer lo mismo, como le aseguraron sus
agentes y las reiteradas incursiones del coronel Rivero, ocasionándole innumerables
bajas. Miró una vez más su reloj, momento en el que apareció su lugarteniente, coronel
Juan Imas, quien le dijo que sólo aguardaban sus órdenes para ponerse en marcha.
Junto a Imas se hallaba el coronel Ramírez; por ahí cerca, el doctor Pedro Vicente
Cañete tomaba notas para la biografía que pensaba escribir sobre Goyeneche
.
---o—
En la biblioteca del convento, donde por esos días había buscado refugio con la
idea de encontrar la paz que precisaba su espíritu después de la muerte del padre
Aldana, el zambo Francisco cerró las páginas del libro de versos que leía. A pesar de la
prohibición del prior del convento, el zambo deliberadamente se había quedado ahí
hasta la una de la madrugada. En ese instante se hallaba sumido en el ambiente lírico de
Página 133 de 295 La Saga del Esclavo – Adolfo Cáceres Romero