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Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

cementerio <strong>de</strong> la Misericordia, don<strong>de</strong> se les dio sepultura en gran<strong>de</strong>s fosas que fueron<br />

marcadas con el llanto <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>udos y amigos.<br />

Andrés, Isabel y sus acompañantes, buscaban a Eudolinda; primero entre los<br />

cuerpos sin vida <strong>de</strong> las víctimas y, luego, recorriendo la tenebrosa calle <strong>de</strong> la Ollería,<br />

palmo a palmo; así, ingresaban en cuanto local les parecía que era una fonda, chichería<br />

o cuartel improvisado, don<strong>de</strong> únicamente encontraron a otras personas heridas y<br />

contusionadas, sin que nadie pudiera orientarlos sobre el para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Eudolinda. El<br />

zambo Francisco, que los había estado observando, finalmente se apartó <strong><strong>de</strong>l</strong> grupo <strong>de</strong><br />

los hermanos carismáticos y se les aproximó, cauteloso. No sabía cómo lo iban a recibir.<br />

Andrés lo miró extrañado <strong>de</strong> que aún continuara libre; en tanto Isabel, que sabía por el<br />

padre Aldana <strong>de</strong> su cambio <strong>de</strong> actitud para con ellos, lo recibió amablemente. El zambo<br />

les dijo que él también buscaba a Eudolinda, con ayuda <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> su<br />

congregación. Nadie sabía la suerte que había corrido la muchacha; tampoco tenían<br />

noticias <strong><strong>de</strong>l</strong> para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Mariano Ventura y Juan Altamirano, sus captores. Algunos<br />

porteños, amedrentados y compungidos, preferían no hablar al respecto. “¿Pero si ella<br />

se hallaba aquí, cautiva <strong>de</strong> vuestra felonía?”, les <strong>de</strong>cía Andrés. Otros, que eran más<br />

numerosos, mal<strong>de</strong>cían a Ventura y Altamirano, responsabilizándolos <strong>de</strong> esa masacre.<br />

Precisamente cuando iban a ser aprehendidos y entregados a la turba, ambos se habían<br />

dado a la fuga. En cuanto a la muchacha, les aconsejaban buscarla entre los heridos,<br />

quizá alguien supiera algo, si no sobre Eudolinda, al menos sobre Mariano Ventura y<br />

Juan Altamirano; encontrándolos a ellos se podría dar fácilmenete con el para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la<br />

muchacha.<br />

Página 214 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

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