Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

NoticiasBolivianas.com - El portal de noticias de COMECO
con su esposo. “¿Y sabes dónde está Eudolinda?”, Isabel, intrigada con lo de la
corazonada. “No, pero sé de un lugar a dónde alguna vez han acudido Juan y Mariano”,
le respondió el zambo. “¿Ah, sí? ¿Y se puede saber dónde queda”, Andrés. “Antes debo
verificarlo y ver que Eudolinda no salga dañada; entonces acudiré a vosotros”, dijo el
zambo y se les despidió cortésmente.
Andrés también había movilizado a varios de sus sirvientes, entre ellos a Pedro y
Antonio, para que indagaran acerca del paradero de Eudolinda, en las inmediaciones de
la Ollería. Lo curioso era que en ese acto de reconciliación muy pocos se acordaban de
los desaparecidos; es más, tampoco estaban presentes el síndico procurador Salvador
Ubaldo Matos ni otros prominentes ciudadanos que formaban parte del Cabildo,
especialmente los hermanos Nogales. Lo que muchos no sabían era que Pueyrredón se
preparaba para emprender el retorno a Buenos Aires, pues no creía que Díaz Vélez
pudiera detener el avance de Goyeneche, en Cochabamba; así que buscaba a quiénes
encomendar la tarea de efectuar el balance de la Caja de las oficinas fiscales,
especialmente de La Casa de la Moneda, las Cajas Reales, el Banco de San Carlos, la
Aduana, el Estanco de Tabacos y la renta de Correos, para reunir todos esos caudales y
llevárselos consigo, con el pretexto de ponerlos a buen recaudo. Desde luego que, para
ello, precisaba de unas cuatrocientas mulas. El abrazo de reconciliación que ahí se había
desarrollado podría facilitarle tal operación; después de todo, el Cabildo estaba en la
obligación de contratar esos animales, por cuanto también podrían obtener grandes
beneficios, muchos más de los que hasta ahora habían estado percibiendo con la
confiscación de los bienes de los realistas.
Página 218 de 295 La Saga del Esclavo – Adolfo Cáceres Romero