Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
Cuando el doctor Castelli ingresó por las estrechas, sinuosas y polvorientas
calles de la Villa Imperial de Potosí, triunfante a la cabeza de sus tropas, el zambo
Francisco supo que su amo aún agonizaba; que ni los golpes ni la cuchillada habían
conseguido acabar con su vida. El zambo, que había procurado olvidar ese penoso
trance --consolándose con haber logrado su libertad--, de pronto sintió que las piernas
le temblaban y que todo se le venía abajo. Arrojó el arma que le había alcanzado
Mariano Ventura y sólo atinó a prorrumpir en llanto. “No murió, el bendito Maestre”,
volvió a gruñirle Mariano, recogiendo el largo cuchillo del suelo. “Tomá, te puede
servir todavía”, agregó, sujetando el arma con el índice y el pulgar. En la Plaza Mayor
la gente aclamaba al Dr. Castelli, en tanto las salvas atronaban el ambiente desde la
plazuela de la Concepción y el muladar del Matadero, con repique de campanas. El
doctor, que en realidad era el consejero y representante de la Junta Revolucionaria de
Buenos Aires --nombrado por el Presidente de dicha Junta en reemplazo del Cnl.
Francisco Antonio Ortiz de Ocampo--, en ese momento se consideraba el vencedor de
Suipacha, no obstante de haber estado esperando el resultado de ese combate en la
región de Yavi, lejos del campo de batalla; jalaba las bridas y presionaba los estribos
con ambos pies, en procura de apaciguar su encabritado caballo; llevaba
ostentosamente un sombrero de copa y unas botas largas de estilo militar, recién
lustradas, con el ceñido pantalón blanco embarrado. La descolorida chaqueta de levita -
-que al partir de Buenos Aires lucía un negro impoluto--, a pesar de haber sido
recientemente limpiada mostraba tercas manchas de polvo. Castelli recibía complacido
todas esas atenciones, en desmedro del general Balcarce y de su jefe de Estado Mayor,
brigadier Eustaquio Días Vélez, quienes --con su tropa de más o menos 400 hombres
Página 9 de 295 La Saga del Esclavo – Adolfo Cáceres Romero