Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />
embargo, por fortuna, Goyeneche, nada menos que por mediación <strong><strong>de</strong>l</strong> sanguinario Juan<br />
Imas, canceló tal ataque, en la creencia <strong>de</strong> que esos hombres se hallaban cubiertos por la<br />
fuerza que esperaba ór<strong>de</strong>nes en la falda posterior <strong><strong>de</strong>l</strong> Morro; así pues, cuando llegó el<br />
general Balcarce, recién se dispuso el <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong> la tercera división, a la cual<br />
este jefe militar hizo avanzar aceleradamente. “¡Eso es improvisar, caramba, y no tener<br />
en cuenta los planes ya trazados!”, exclamó Castelli. A continuación, esa fuerza se<br />
colocó, con su artillería a la cabeza, al pie <strong>de</strong> la falda <strong><strong>de</strong>l</strong> Morro; gracias a Dios sin<br />
riesgo <strong>de</strong> que se le tomase la retaguardia, teniendo en cuenta que su costado <strong>de</strong>recho se<br />
apoyaba en la ribera <strong>de</strong> Laguna, que también estaba cubierta por el cuerpo <strong>de</strong> reserva<br />
que venía marchando entre la laguna y el cerro <strong>de</strong> Guaqui.<br />
Sin saber qué hacer con esos mapas y documentos, Castelli or<strong>de</strong>nó que buscaran<br />
a Balcarce, para que en base a esos planes reorganizaran sus fuerzas. El estafeta que<br />
había improvisado corría <strong>de</strong> un lado a otro, montado en una yegua asustadiza, hasta<br />
ubicar al general, que también andaba en pos <strong>de</strong> los mapas y proyectos tácticos.<br />
Poco <strong>de</strong>spués, serenados los ánimos, sorbiendo el café que pensaban les ayudaría<br />
a <strong>de</strong>spejar la mente, Castelli y Balcarce procuraban reunir a su Estado Mayor. Al cabo<br />
<strong>de</strong> varios minutos, aún con sus tazas <strong>de</strong> café en la mesa, los cigarrillos en los labios,<br />
estudiaban estrategias <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y ataque, enviando notas por todos lados para ubicar a<br />
Viamont, Ramírez y Díaz Vélez, al igual que al resto <strong>de</strong> sus comandantes.<br />
--¡Cerrad filas, cerrad filas! –gritaba el capitán Zamudio, separado <strong>de</strong> sus<br />
húsares, al ver cómo se dispersaba la tropa; algunos arcabuceros cargaban y disparaban<br />
como podían sus armas antiguas, arrimando las horquillas en tierra. Estebanillo, un<br />
Página 148 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero