Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />
sus hechos, ya sea con intención <strong>de</strong> apaciguarlo, avivarlo o simplemente aparecerse<br />
por ahí, como ocurrió con el animero <strong><strong>de</strong>l</strong> presbítero Juan Fanola --quien era conocido<br />
por su apoyo a las fuerzas expedicionarias <strong>de</strong> Castelli--, que tuvo la mala fortuna <strong>de</strong><br />
encontrarse con un grupo <strong>de</strong> cholos, en una <strong>de</strong> las esquinas <strong>de</strong> la plaza. “¡Es adicto a<br />
los porteños!”, gritó alguno <strong>de</strong> ellos e, inmediatamente, intentaron bajarlo <strong><strong>de</strong>l</strong> caballo,<br />
con intención <strong>de</strong> quitarle la vida, pero como saliese en su <strong>de</strong>fensa un alférez apellidado<br />
Muriel, natural <strong>de</strong> Cochabamba, el furor <strong><strong>de</strong>l</strong> populacho estalló contra el mediador que<br />
recibió varias cuchilladas en el pecho, muriendo poco <strong>de</strong>spués, mientras el animero huía<br />
a todo galope. Como la sangría no daba señales <strong>de</strong> concluir, al llegar la noche <strong><strong>de</strong>l</strong> lunes,<br />
se presentó en medio <strong>de</strong> los beligerantes, en misión <strong>de</strong> paz, Fray Pedro Arechavala,<br />
capellán <strong>de</strong> Joaquín <strong>de</strong> la Quintana, uno <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos miembros <strong><strong>de</strong>l</strong> cabildo; pero<br />
las palabras <strong><strong>de</strong>l</strong> franciscano no sólo fueron <strong>de</strong>soídas, sino respondidas con un balazo<br />
que salió <strong>de</strong> entre la muchedumbre, produciéndole una herida mortal, a consecuencia <strong>de</strong><br />
la cual falleció, dos meses <strong>de</strong>spués, luego <strong>de</strong> largos pa<strong>de</strong>cimientos. Según se veía, la<br />
matanza <strong>de</strong> toda la noche no fue suficiente para saciar la sed <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> sus<br />
contendientes; así, cuántos más hombres caían abatidos, “con los cráneos <strong>de</strong>strozados y<br />
los ojos saltados <strong>de</strong> sus órbitas”, a <strong>de</strong>cir <strong><strong>de</strong>l</strong> cronista, impresionado con la crueldad <strong>de</strong><br />
esa carnicería que acentuaba su prosa con efecto sensacionalista, al añadir: “Y cuanta<br />
más sangre sentían correr bajo sus plantas, hundiéndose en ella hasta los tobillos,<br />
mayor era el furor con el que se sentían animados”.<br />
¡Oh, Parca, la cólera <strong>de</strong> Aquiles al parecer fue más piadosa frente a la furia que<br />
animabas en la Ollería! ¡Podría alguien apaciguarla? Porque, como el mismo cronista<br />
sentenciaba: “El abismo fascina a sus víctimas <strong>de</strong> una manera irresistible; el crimen<br />
produce una embriaguez <strong>de</strong>sconocida, que enajena la razón; la sangre vertida pi<strong>de</strong><br />
Página 200 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero