Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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--Gracias, mi buena ama –repuso Eudolinda, sintiéndose sorprendida por la
complacencia que mostraba Isabel.
--Vamos, ya no soy tu ama; más bien, digamos que soy tu amiga.
--Gracias, igualmente. –Eudolinda volvía a ponerse nerviosa--. El caso es que le
pedí que me dijera, con la mayor sinceridad, si realmente él había matado a vuestro
padre, al amo Benito.
--¿Y, qué te dijo? –Isabel, que había dejado de sonreír.
--Que sí... que él lo mató –respondió Eudolinda, conteniendo las lágrimas.
--¿Te comentó las circunstancias? –Isabel, intrigada con esa revelación que
desde luego no era nueva para ella, se puso de pie.
--No, apenas afirmó haberlo hecho se quedó callado. No encontraba palabras
para justificarse. Lo peor es que Mariano, cuando me tuvo cautiva, me reveló que ellos
sólo hirieron al amo Benito en la tienda y que fue Francisco quien lo mató de una
cuchillada; entonces ellos tuvieron que huir del lugar, apareciendo luego Francisco tras
ellos, con el arma en la mano –Eudolinda tenía los ojos llorosos y movía las manos con
nerviosismo.
tema.
--No sabemos exactamente si ésa es la verdad –repuso Isabel.
--No sé, a veces pienso que también fue él quien mató a Mariano.
--¡No, mujer! No lo creo capaz.
--Sin embargo, se mostraba tan nervioso que no sabía como eludir hablar del
--Bien, voy a referirte brevemente lo que me contó el Alguacil al respecto.
Y, sin entrar en muchos detalles, Isabel le relató a Eudolinda lo que había
acontecido en la tienda, el día de la muerte del Maestre, de acuerdo con la versión del
Página 283 de 295 La Saga del Esclavo – Adolfo Cáceres Romero