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Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

Nieto para alterar las leyes <strong>de</strong> la monarquía española? ¿Quiénes para contrarrestar la<br />

voluntad <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> Sudamérica, dado caso que los consi<strong>de</strong>ren insurreccionados?<br />

--¿Quiénes? –el padre Aldana, aferrado a su crucifijo—Su misión consistía en<br />

preservar y pacificar estas provincias, en nombre <strong><strong>de</strong>l</strong> rey Fernando.<br />

--¿Qué? –Díaz Vélez, reprimiendo el malestar que sentía—Si así respetaban la<br />

autoridad <strong>de</strong> Fernando VII, cometían un atentado sublevándose contra sus mandatos al<br />

alterar nada menos que la organización política y administrativa <strong>de</strong> los virreinatos <strong>de</strong><br />

Indias; por otra parte, ellos, procediendo <strong>de</strong> esa manera, se colocaron en abierta rebelión<br />

contra la autoridad <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong> Buenos Aires, exponiéndose a todas las consecuencias<br />

<strong>de</strong> su temeridad.<br />

--Es preciso que hable con ellos –insistió el padre Aldana, aunque sabía que<br />

ninguno <strong>de</strong> los presentes tenía potestad para revocar las ór<strong>de</strong>nes que él pensaba<br />

emanaban directamente <strong>de</strong> Castelli y no <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong> Buenos Aires.<br />

--Ya nada se pue<strong>de</strong> hacer; a<strong>de</strong>más, ya han recibido asistencia religiosa –el<br />

ayudante <strong>de</strong> campo hizo una seña para que la comitiva prosiguiera su camino. –-¿Nos<br />

acompañáis, padre? –le dijo, con una sonrisa que pretendía ser amable.<br />

Cómo se veía que estaban en fronteras extremas, aún cuando provinieran <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

mismo tronco hispano. El padre creía ver en todas esas justificaciones el único afán <strong>de</strong><br />

convencerse, entre ellos, <strong>de</strong> que la sentencia era justa y no un crimen. Del fondo <strong>de</strong> la<br />

celda, mientras los guardias aseguraban la puerta, salió un hálito <strong>de</strong> voces que agra<strong>de</strong>cía<br />

la presencia <strong><strong>de</strong>l</strong> padre Aldana, quien, impedido <strong>de</strong> verlos, se inclinó en actitud <strong>de</strong><br />

oración. Los comisionados, cumplido su trabajo, se retiraron llevándose consigo al<br />

compungido sacerdote que continuaba orando en voz baja, seguro <strong>de</strong> que ya nada se<br />

podía hacer, sino orar, frente a los que se ponían en contra <strong>de</strong> la razón y la justicia;<br />

Página 40 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

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