13.05.2013 Views

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

--Hemos procurado no revelar nuestra presencia--, <strong>de</strong>cía el anciano, a tiempo <strong>de</strong><br />

colocar nuevos trozos <strong>de</strong> leña--. A veces pasan por acá algunos insurgentes que asaltan<br />

y saquean las haciendas, como nos ocurrió hace unos días.<br />

--¿Os asaltaron?—inquirió Eudolinda.<br />

--Nos <strong>de</strong>jaron sin caballos y sin el sustento <strong>de</strong> nuestra vaca lechera –respondió el<br />

anciano, con una sonrisa <strong>de</strong> resignación.<br />

Al advertir que le quitaban las prendas <strong>de</strong> vestir, Isabel abrió los ojos. “¡Pero<br />

qué hacen!”, gritó, resistiéndose. “Debéis cambiaros la ropa mojada, mi ama”, le dijo<br />

Eudolinda. La mujer, a su lado, sostenía una toalla y un camisón. “No, no pue<strong>de</strong>n...”,<br />

Isabel las miraba espantada, cruzando los brazos. “Pero mi ama, es por vuestra salud”,<br />

Eudolinda.<br />

--¡No, no, quieren impedir que retornemos...! ¿Pero quién es esta señora? –<br />

preguntó Isabel.<br />

--Ama, sus señorías conocen a vuestro padre –respondió Eudolinda a tiempo <strong>de</strong><br />

mostrarle las prendas que había traído la mujer--. Os vamos a cambiar <strong>de</strong> muda.<br />

sonriendo.<br />

--Isabel, soy yo. ¿No os acordáis <strong>de</strong> mí? –la mujer se aproximó a Isabel,<br />

--¡Ay no, yo sé que preten<strong>de</strong>n retenernos!--, exclamó Isabel. Era evi<strong>de</strong>nte que<br />

sufría <strong>de</strong> una fuerte conmoción, percatándose ellos, en ese momento, <strong>de</strong> que su cuerpo<br />

ardía en fiebre.<br />

--¿Ama? --Eudolinda posó una mano en la frente <strong>de</strong> Isabel, como si pudiera<br />

captar con esa presión alguna señal <strong>de</strong> alarma; luego, con un pañuelo, le secó la<br />

Página 98 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!