13.05.2013 Views

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

zambo el rumbo <strong>de</strong> su vida. No era nada fácil <strong>de</strong>cirle que aceptara ser su esposa y se<br />

fuera a vivir con ese hombre, si dudaba <strong>de</strong> sus sentimientos y pensaba que era un<br />

criminal; pues así, tar<strong>de</strong> o temprano, llegaría el momento en que ella lo confrontaría con<br />

sus dudas; y sería muy tar<strong>de</strong> para arrepentirse, más aún teniendo a Antonio como otra<br />

opción para elegir; Isabel siempre había visto con buenos ojos la posibilidad <strong>de</strong> la unión<br />

<strong>de</strong> Eudolinda con ese muchacho, por cuanto se había dado cuenta que simpatizaban<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el viaje que hiciera con ellos para la entrevista con Castelli; a<strong>de</strong>más Antonio era<br />

mucho más joven y apuesto que Francisco, aunque Eudolinda quizá tampoco se <strong>de</strong>cidía<br />

por él, porque era un año menor que ella. Andrés instintivamente se volcó hacia Isabel<br />

y la ciñó con un brazo por la cintura. Ella, sintiéndose protegida, se acurrucó buscando<br />

el calor <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo <strong>de</strong> su esposo. En la cuna, el bebé sonreía entre sueños placenteros.<br />

“Tal vez sería bueno hablar con el Alguacil”, pensó Isabel, apretando los párpados.<br />

Jueves 29 <strong>de</strong> agosto:<br />

El zambo volvió a salir <strong><strong>de</strong>l</strong> socavón <strong>de</strong> los carismáticos; miraba el solitario<br />

sen<strong>de</strong>ro, en espera <strong>de</strong> que apareciera Eudolinda. Con un brazo en cabestrillo, había<br />

arreglado lo mejor que pudo la galería don<strong>de</strong> habitara el maestro Moisés. Permaneció<br />

un instante en la entrada. En el cielo azul se diluían algunas nubes; más abajo, los<br />

mineros que pasaban por el sen<strong>de</strong>ro lo saludaban con la mano. Iban a empezar su faena<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> día. “¿El dolor que le he causado será más gran<strong>de</strong> que su amor?”, se preguntaba el<br />

zambo, sin apartar <strong>de</strong> su mente la imagen <strong>de</strong> Eudolinda. Si había acudido al hospital, así<br />

angustiada, era porque él todavía significaba algo para ella. ¿Pero por qué se le había<br />

Página 286 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!