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Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

rendidos, con estrépito, cerca al patio trasero <strong>de</strong> la casona, don<strong>de</strong> en una <strong>de</strong> las<br />

ventanas se encendió la luz.<br />

Viernes 15 <strong>de</strong> febrero, 1811:<br />

Balcarce dio la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> buscar las cabalgaduras para ensillarlas cuanto antes.<br />

Varios hombres corrieron hacia la mulada que pacía en una quebrada cercana. Castelli,<br />

que quería convencerse <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong> las fuerzas enemigas, insistió en verlas<br />

personalmente. Si eran numerosas, su estado mayor evaluaría la fuerza con la que<br />

contaban, disponiendo lo más conveniente para contrarrestarlas; así pues, acompañado<br />

<strong>de</strong> su alférez y algunos jefes <strong>de</strong> compañía, se dirigió a la loma don<strong>de</strong> estaban los<br />

centinelas que habían confirmado la presencia <strong><strong>de</strong>l</strong> enemigo. A lo lejos, se levantaba una<br />

estela <strong>de</strong> polvo. Castelli tomó su catalejo. Podía tratarse <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> insurgentes o<br />

guerrilleros que <strong>de</strong>fendía la misma causa que ellos. No eran muchos, pero tampoco sería<br />

<strong>de</strong> extrañar que se tratara <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> avanzada <strong>de</strong> las fuerzas enemigas que<br />

procuraba verificar la posición <strong>de</strong> los porteños. Cauteloso, Castelli pidió que tanto<br />

Balcarce como Viamont tomaran las provi<strong>de</strong>ncias <strong><strong>de</strong>l</strong> caso; había que procurar no<br />

correr ningún riesgo que pusiera en peligro la seguridad <strong>de</strong> las tropas. Los indios <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

lugar le habían dicho que se trataba <strong>de</strong> unos hombres crueles y <strong>de</strong>salmados, por cuanto<br />

no sólo les habían quitado sus pertenencias, sino también sus mujeres y aun sus vidas.<br />

Cuando, a instancias <strong>de</strong> Castelli, Balcarce apuntó el catalejo para po<strong>de</strong>r i<strong>de</strong>ntificarlos,<br />

ya los enemigos trepaban la loma, por el otro extremo. “Tal parece que vienen hacia<br />

nosotros”, dijo, y permaneció vacilante, siempre con el catalejo <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> los ojos.<br />

Página 90 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

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