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Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:

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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />

las cosas <strong><strong>de</strong>l</strong> almacén, a pesar <strong>de</strong> que Juvenal les había dicho que podían quedarse por<br />

el tiempo que quisieran en su casa; puesto que él recién se embarcaría <strong>de</strong> retorno a la<br />

Villa Imperial a fin <strong>de</strong> mes; por otra parte, Andrés estaba <strong>de</strong>cidido a continuar la<br />

búsqueda <strong>de</strong> sus sirvientes en el campo, sobre todo <strong>de</strong> Ramón, el capataz; su esposa<br />

Casilda y los padres <strong>de</strong> Antonio y Pedro, pues tenía el pálpito <strong>de</strong> que estaban trabajando<br />

en alguna <strong>de</strong> esas haciendas; aparte <strong>de</strong> que, según veía, el poner la casona en buenas<br />

condiciones requería <strong>de</strong> su presencia, orientando los arreglos que había que efectuar;<br />

en tal sentido también había visto la necesidad <strong>de</strong> contratar los servicios <strong>de</strong> albañiles y<br />

artesanos en ma<strong>de</strong>ra y cerámica; sin embargo, lo que nunca podría reponer eran los<br />

objetos que heredara <strong>de</strong> sus padres y que, aparte <strong>de</strong> que eran indispensables para el<br />

funcionamiento <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la casa, tenían un valor sentimental que<br />

sólo él podía aquilatar.<br />

En previsión <strong>de</strong> todo ese trabajo, Andrés había dispuesto que se transportara --<br />

en varias mulas que venían al cuidado <strong>de</strong> Pedro-- el material y los implementos<br />

necesarios para equipar <strong>de</strong> nuevo la casa <strong>de</strong> hacienda, sobre todo el comedor, la cocina,<br />

el dormitorio y los baños. Así también se había provisto <strong>de</strong> los víveres necesarios como<br />

para quedarse un mes en ese lugar, teniendo en cuenta que los cultivos <strong>de</strong> la huerta se<br />

hallaban en pésimas condiciones. Esa tar<strong>de</strong>, inesperadamente, se oyeron los<br />

inconfundibles gritos <strong>de</strong> algarabía <strong>de</strong> Antonio y Andrés. Sus padres estaban ahí, <strong>de</strong><br />

vuelta en la hacienda, junto a Ramón, el capataz, y su esposa Casilda. Todos ellos<br />

habían estado trabajando en las tierras <strong>de</strong> Azcárrate, el cabildéense que había huido. De<br />

los otros sirvientes y <strong>de</strong> los perros no se sabía nada.<br />

Página 280 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero

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