Potosí, mediodía del domingo 25 de noviembre, 1810:
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NoticiasBolivianas.com - El portal <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong> COMECO<br />
“¿Pero cómo, si nos trató tan diligentemente?” Han <strong>de</strong>bido ser esos falsos moralistas<br />
que predicaban paz y amor, socavando la bravura <strong>de</strong> mis hombres. ¡Bien que se murió<br />
el cura bastardo! Recordaba cómo el padre Aldana discurría contra la violencia, cuando<br />
ésta es la razón <strong>de</strong> la victoria. En la vida todo es violencia, reflexionaba, y no sólo en<br />
tiempos <strong>de</strong> guerra. La naturaleza es violenta. El autor <strong>de</strong> “La celestina” ya lo advirtió:<br />
“Pues entre los animales ningún género carece <strong>de</strong> guerra: peces, fieras, aves,<br />
serpientes, <strong>de</strong> lo cual toda una especie a otra persigue”. ¿Inclusive, acaso la noche no<br />
extingue el día, y el día a la noche?; entonces es natural que el verdugo y la víctima<br />
siempre vayan juntos en un mundo don<strong>de</strong> el débil es sometido a la voluntad <strong><strong>de</strong>l</strong> más<br />
fuerte; ¡caramba!, si las fieras matan para sobrevivir, ¿por qué no el hombre?<br />
“¡Maldición!”, exclamó Castelli, pues cuando se dio cuenta <strong>de</strong> que las fuerzas <strong>de</strong><br />
Goyeneche venían haciendo fuego a las avanzadas <strong><strong>de</strong>l</strong> ejército auxiliar, esa mañana <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
día 20, el Brigadier Balcarce, recién, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> orinar, había or<strong>de</strong>nado tocar la<br />
generala, presentándose a continuación en la plaza --todavía con ganas <strong>de</strong> seguir<br />
vaciando la vejiga--, para disponer la marcha <strong>de</strong> la tercera división, la misma que <strong>de</strong>bía<br />
ubicarse en el centro, pero que en ese momento apoyaba el ala <strong>de</strong>recha, siguiendo al<br />
cuerpo <strong>de</strong> reserva. Entonces, entonces ya era muy tar<strong>de</strong>; por lo que él, Castelli, con<br />
nada más que el ingenio y el arrojo como arma, ignorando el peligro, se había dirigido<br />
al lugar don<strong>de</strong> estaban los mapas y planes estratégicos, cruzando parte <strong><strong>de</strong>l</strong> campo <strong>de</strong><br />
acción don<strong>de</strong> caían las bombas, hasta que tropezó con un oficial que le dijo que la<br />
división <strong>de</strong> la izquierda <strong>de</strong> Goyeneche se <strong>de</strong>splegaba en batalla frontal, <strong>de</strong>jando<br />
<strong>de</strong>scubierta su artillería, al mismo tiempo que <strong>de</strong>stacaba sus guerrillas al son <strong>de</strong><br />
innumerables tambores, según se veía, con el propósito <strong>de</strong> interceptar la comunicación<br />
<strong>de</strong> las líneas <strong><strong>de</strong>l</strong> ejército auxiliar, tomando en cuenta que sólo estaba cubierta por una<br />
avanzada <strong>de</strong> 16 fusileros. “¡Ah, este Balcarce que prefiere mear en vez <strong>de</strong>...!”; sin<br />
Página 147 <strong>de</strong> 295 La Saga <strong><strong>de</strong>l</strong> Esclavo – Adolfo Cáceres Romero