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Nosotros los Arquitectos<br />
se sólo con los premios. No pueden encontrar en estas exposiciones “justa recompensa” ni<br />
“honra verdadera”: “no son el lugar más a propósito para que los arquitectos concurran en busca<br />
de un nombre o a conquistar las simpatías y el favor de un público (…) como sucede con los<br />
de las otras artes plásticas”. 110<br />
Se plantea, no hay duda, una distancia infranqueable con el público neófito. Las dificultades<br />
parecen residir en las características de la expresión del proyecto arquitectónico,<br />
sólo comprensible para iniciados en este arte, “los demás, en general, sólo ven en sus trazos o<br />
planos un laberinto, una obra de paciencia que les gusta poco más o menos, según el adorno que<br />
distinguen en el papel”. 111<br />
A la indiferencia del público se asocia la de la prensa común que, en la mayoría de<br />
los casos, elude o ignora la mención de la sección de arquitectura en estas exposiciones:<br />
“La Sala de Arquitectura se ve constantemente desierta, nadie se para ni por curiosidad<br />
ociosa, a ver que representan aquellas líneas y colores que forzosamente se ofrecen a la vista;<br />
y las producciones de nuestros arquitectos, condecoradas honrosamente con los tarjetones<br />
de premio, pasan las horas y los días mirándose unas a otras como los retratos abandonados<br />
en la sala de una antigua residencia señorial”. 112<br />
El estudio de Isac sobre las publicaciones periódicas de arquitectura en España confirma<br />
que la participación de los arquitectos en las Exposiciones de Bellas Artes fue censurada<br />
tanto por las revistas profesionales, que no la consideraban un ámbito adecuado para<br />
promover el desarrollo del arte y el reconocimiento de la profesión, como también por las<br />
duras críticas que provocaba en la prensa diaria y en las revistas “ilustradas” de la época. 113<br />
Las soluciones que se esbozan como propuestas, tanto en Europa como en nuestro<br />
país apuntan a definir un espacio exclusivo para las exposiciones de la arquitectura, tanto<br />
de proyectos como de obras realizadas. Fue habitual entonces, desde las dos primeras décadas<br />
del siglo realizar exposiciones de los proyectos premiados en los Concursos o anexas<br />
a los Congresos de Arquitectura. Sin embargo, estas exposiciones no contaban sino con un<br />
público muy restringido.<br />
Finalmente, el modo más directo y aprehensible que tenía el público en general para<br />
entrar en contacto con la arquitectura era la visita a las grandes exposiciones nacionales<br />
e internacionales, donde los edificios de los “pabellones” de los países o de las provincias,<br />
según el caso, era una muestra tangible del “estado del arte” y donde la primacía de lo arquitectónico<br />
era evidente. Otro medio eficaz de una importante llegada a un público extendido<br />
fue el de las reproducciones fotográficas que podían ser expuestas o que circulaban<br />
en álbumes de propaganda, homenaje, regalo, etc.<br />
Para concluir, el tema de la cultura artística aparece en ámbitos donde se plantea un<br />
espacio de confrontación entre el gremio de los arquitectos y el público, ya sea éste representado<br />
por los funcionarios de las “comisiones de ornato”, los miembros de los jurados de<br />
110 Eduardo de Adaro, “La sección de Arquitectura en la Exposición de Bellas Artes”, Revista de Arquitectura Nacional y Extranjera<br />
(R.A.N.E.) V (1878), pp. 34-37, España, citado por Isac, op. cit., p.186.<br />
111 Antonio Ruiz de Salces, “Dos palabras sobre la actual Exposición Nacional de Bellas Artes y sobre la adjudicación del Premio<br />
de Honor”, R.A.N.E. VIII (1881), pp. 103-107, citado por Isac, op. cit, p.187.<br />
112 Eduardo Saavedra, “La Arquitectura en la Exposición de Bellas Artes”, Anales de la Construcción y la Industria (A.C.I.) I,<br />
(1876), pp. 49-51, citado por Isac, op.cit., p.205.<br />
113 Angel Isac, op. cit, p.206.<br />
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