30.05.2013 Views

Descargar archivo PDF - AHTeR

Descargar archivo PDF - AHTeR

Descargar archivo PDF - AHTeR

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Silvia Augusta Cirvini<br />

instituciones representativas de la vida social y cultural a utilizar el sistema de concursos y<br />

no la contratación directa de profesionales: “instituciones que como el Círculo de Prensa están<br />

demasiado ligadas a la vida colectiva para que sus actos no estén expuestos a la crítica”. 67<br />

Otro problema importante que planteaban los Concursos con relación a los jurados<br />

era el de la tendencia artística a la que adhería cada uno de los miembros, cuando determinaba<br />

apriorísticamente la exclusión de aquellas propuestas diferentes de las preferencias<br />

dominantes. Esta situación tiene una articulación directa con las luchas al interior del campo<br />

disciplinar por la consagración y desplazamiento de tendencias, estilos, ideas estéticas,<br />

etc. La adscripción artística de los miembros del jurado se fue constituyendo como un obstáculo<br />

en los concursos, a medida que avanzaba el siglo, cuando fueron apareciendo en escenario<br />

nuevas posiciones, o matices y variantes de las posiciones existentes. El tema es advertido<br />

como problema recién en 1917 en la Revista de Arquitectura. Hasta entonces,<br />

parece que hubo un cierto acuerdo entre las posiciones dominantes: académicos, eclécticos,<br />

académicos-eclécticos, en todos los matices, y no se habían hecho evidentes los conflictos.<br />

A partir de ese momento, a medida que en el campo disciplinar aparecen más posiciones,<br />

el espacio de los concursos se convierte en escenario de la pugna por los lugares<br />

centrales, por la legitimación y el reconocimiento que cada grupo puede ir alcanzando con<br />

cada una de estas contiendas.<br />

Finalmente, el tema de los premios articulaba distintas problemáticas que en algunos<br />

casos eran decisivas en cuanto a la calidad y éxito de los concursos, a saber:<br />

• Los arquitectos consagrados tenían demasiado trabajo para asumir el riesgo de presentarse<br />

a Concursos donde los premios eran bajos. Estaban dispuestos a correr este<br />

riesgo los profesionales de una segunda línea, con más tiempo, menor edad, necesidad<br />

de alcanzar prestigio y reconocimiento, y dispuestos a trabajar casi por<br />

nada.<br />

• La prosperidad económica vivida en los años en torno del Centenario de Mayo<br />

fue, en cierta medida, un obstáculo para el desarrollo de los concursos: había mucha<br />

demanda desde la edilicia privada lo cual desalentaba a correr riesgos habiendo<br />

trabajo seguro.<br />

• Una maniobra frecuente era: convocar a concurso público, declararlo desierto porque<br />

ningún proyecto llenaba las expectativas del jurado y luego se invitaba a los<br />

mejores a participar de un concurso privado. De este modo, los premios quedaban<br />

en pocas manos.<br />

Como la práctica de los Concursos tiene tanto que ver con la fijación de reglas al<br />

interior del campo, con el hecho de alimentar la “illusio” o el interés en el juego, consideramos<br />

de particular importancia analizar lo sucedido en las dos primeras décadas del<br />

siglo XX porque el campo disciplinar está en proceso de constitución. Precisamente en<br />

esos años, los Concursos serán elementos activos, como prácticas diferenciadoras en la<br />

modelación del habitus profesional. Desde mediados de la década del ‘20 y más allá de<br />

su eficacia, de su aceptación dentro y fuera el campo, los Concursos de Arquitectura pasaron<br />

a ser una práctica habitual y con el tiempo, un elemento constitutivo de la tradición<br />

disciplinar.<br />

67 “Oportunidad de un concurso”, en: El Arquitecto, Año III, Nº 28, Noviembre de 1922, p. 90.<br />

258

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!