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Silvia Augusta Cirvini<br />

sionado municipal fue el autor del proyecto de Premio Municipal a las mejores fachadas, a<br />

los ingenieros Luis Huergo y Manuel Bahía, por ser los artífices de la fundación de la Escuela<br />

de Arquitectura. 83<br />

En 1927, el relato de Christophersen da múltiples indicios de la consolidación del<br />

campo a través de los progresos efectuados por la Sociedad, “gracias (…) a la perseverancia<br />

y firmeza de sus socios”, logrando superar diferentes obstáculos:<br />

“Actualmente la Sociedad Central de Arquitectos tiene enrolados en sus filas a la gran mayoría<br />

de los arquitectos diplomados en el país, –sus socios activos y aspirantes llegan a 250–<br />

y los profesionales de mayor prestigio en el mundo entero son sus corresponsales y están en<br />

continua comunicación respecto a los asuntos edilicios de nuestro país y del extranjero”. 84<br />

La Sociedad se impone, en el imaginario social, 85 como el núcleo central del campo, en<br />

el sitio mejor posicionado jerárquicamente: es una institución reconocida oficialmente, sus<br />

socios son diplomados, los mejores profesionales, los partidarios de los concursos, los que<br />

formulan y respetan reglamentos justos, los que defienden la “honorabilidad” del ejercicio<br />

profesional, los que mantienen una fuerte cohesión y “espíritu de cuerpo” del gremio, en fin,<br />

los que siempre están donde deben estar, “anticipándose al juego”, en palabras de Bourdieu.<br />

El nombramiento de socios honorarios es, como ya dijimos, uno de los mecanismos que<br />

transparenta la estrategia de intercambio de capital simbólico que la Sociedad de Arquitectos<br />

establece con distintos referentes (individuos o instituciones), tanto del ámbito disciplinar<br />

como del campo social. En 1927, ganada la batalla de reconocimiento profesional entre<br />

los pares de países significativos en el intercambio, es importante para la institución, expandir<br />

los vínculos en dos direcciones, hacia el campo político y hacia el académico:<br />

“El presidente de la República, doctor Marcelo T. de Alvear, ocupa la presidencia honoraria<br />

de la Sociedad, y encabeza la nómina de socios honorarios en la cual figuran el ex-presidente<br />

de Chile, doctor Alessandri; el ex-presidente del Uruguay, doctor Brum; el ex-rector<br />

de la Universidad de Buenos Aires; …” 86<br />

En 1936, la S C de A era ya una institución consolidada y reconocida, con seiscientos<br />

socios, entre activos, corresponsales y aspirantes. Además de la revista, la institución extendía<br />

su acción propagandística para el público en general, con emisiones radiales de programas de<br />

difusión cultural acerca de la arquitectura y la función de los arquitectos en la sociedad.<br />

A pesar de la visión lineal, monolítica y coherente que pueda inferirse a través de la<br />

prensa corporativa, desde la versión que el grupo fundador brinda de sí mismo y de la acción<br />

de la Sociedad, hay varios indicios que señalan otras voces. A partir de la refundación<br />

en 1901, los conflictos y las disidencias no tardaron en aflorar en el seno de la institución. 87<br />

Hubo renuncias, idas y vueltas de socios, como consecuencia de los desacuerdos producidos<br />

por la sanción de la ley de título obligatorio primero y luego en torno de la modificación de<br />

estatutos para restringir la admisión de socios. La Sociedad transita los primeros años des-<br />

83 Cf. Jorge Tartarini, “Capítulo 3”, en: 100 años de la Sociedad Central de Arquitectos, Buenos Aires, 1994, p. 82.<br />

84 Cf. “La Sociedad Central de Arquitectos”, Revista de Arquitectura, julio de 1927, p. 309.<br />

85 Esta tarea de imposición imaginaria es facilitada por la prédica constante de la prensa arquitectónica pero también está corroborada<br />

por las prácticas de los socios, por las conductas regulares frente a ciertas situaciones, por la instauración del “espíritu<br />

de cuerpo” en el grupo y por el reconocimiento de los sectores dirigentes, a través de los gobiernos, los comitentes<br />

y los otros profesionales liberales (abogados, médicos, ingenieros).<br />

86 Cf. Alejandro Christophersen, “La Sociedad Central de Arquitectos”, en Revista de Arquitectura, julio de 1927, p. 309.<br />

Desde entonces, todos los presidentes fueron nombrados socios honorarios de la Sociedad.<br />

87 Remitimos al desarrollo de la “Etapa fundacional”, dentro de este mismo capítulo acerca de los primeros acuerdos.<br />

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