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Nosotros los Arquitectos<br />

tado de cosas vigente, que es deseable mejorar: si la vivienda es inaccesible al obrero es por<br />

su alto costo, si éste disminuye habrá más interés de los capitalistas en invertir y alquilar<br />

viviendas accesibles para todos. No es posible “ver”, desde esta perspectiva, como necesaria<br />

la mediación y participación activa del Estado, ni tampoco la contradicción entre el<br />

abaratamiento y facilitación de la importación de materiales y el desarrollo de la producción<br />

nacional de insumos para la construcción. No considera Ancell como responsabilidad<br />

ineludible de la corporación el hecho de hacerse cargo del problema desde el punto de vista<br />

técnico, sino que estipula como una colaboración tangencial que “… los arquitectos podrán<br />

dar una nota de altruismo en la tarea de planear casas económicas”…cobrando un<br />

arancel de honorarios diferencial.<br />

El tema de la vivienda obrera había sido objeto de discusión en Congresos de especialistas<br />

en Europa desde el siglo XIX. En sus trabajos, Lecuona plantea el itinerario del desarrollo<br />

del debate europeo a través de estos encuentros, nueve en total, desde el primero<br />

en París en 1889 hasta el último en Viena en 1910, señalando la constitución de dos posiciones<br />

principales: la “francesa” de orientación liberal respecto de la intervención estatal<br />

en la resolución del problema y la “belga”, que propiciaría la creciente participación estatal,<br />

con una definida responsabilidad en la construcción de viviendas. 302 Nuestros arquitectos<br />

conocían, sin dudas, el estado del debate europeo a través de la prensa especializada y<br />

adherían, en los hechos, a la posición francesa.<br />

Desde 1920, el tema de la vivienda económica se incorporó en los temarios de nuestros<br />

congresos, el de la Habitación y los Panamericanos, 303 y la Revista de Arquitectura como<br />

órgano oficial de la corporación publicará esporádicamente los artículos de los socios<br />

Medhurst Thomas, Narciso del Valle y Bercaitz - Falomir. También tendrán lugar, en las<br />

publicaciones de las Actas y crónicas de los Congresos, las ponencias vinculadas con la<br />

construcción de viviendas económicas.<br />

El primer Concurso (1917) convocado por la Comisión Nacional de Casas Baratas 304<br />

había integrado en el jurado a un miembro de la Sociedad Central de Arquitectos y si bien<br />

instaló el tema entre los más reconocidos profesionales, en la Escuela y en la prensa oficial,<br />

fue abordado desde la perspectiva de la tradición académica sin mayores logros, al ser considerado<br />

un tema menor y desprestigiado en la corporación, que focalizaba su interés en la<br />

arquitectura monumental. Toda participación “oficial” de la corporación en el tema de la<br />

vivienda económica debe entenderse, hasta promediar la década del ‘30, como un gesto de<br />

“altruismo” por parte de los miembros arquitectos y no como el reconocimiento de que corresponde<br />

a una función social específica, sobre la cual existe una responsabilidad ineludi-<br />

302 La denominación de estas dos “escuelas” diferentes para el tratamiento del problema alude a las sedes de realización de los<br />

dos primeros Congresos, el primero en París (1889) y el segundo en Amberes (1894). A estos encuentros siguieron otros<br />

que alternaron sedes francesas y belgas: Burdeos (1895), Bruselas (1897), París (1900), Düsseldorf (1902, Lieja (1905),<br />

Londres (1907) y Viena (1910). Cf. Diego Lecuona. Orígenes del problema de la vivienda, tomo 2, CEAL, Buenos Aires,<br />

1993, pp. 131 y ss.<br />

303 El primer Congreso Panamericano se realizó en Montevideo en 1920 y se llegó a interesantes conclusiones que para la época<br />

remitían al campo de lo utópico: fomento y apoyo estatal y privado, alternancia de vivienda individual en barrios fabriles<br />

e industriales y colectiva en los centros densamente poblados, y la obligatoriedad de previa dotación de servicios e<br />

infraestructura a los terrenos para casas baratas. Cf. Ramón Gutiérrez y otros. “Capítulo IV”, Sociedad Central de Arquitectos.<br />

100 años de compromiso con el país, Buenos Aires, 1994, p.108.<br />

304 El concurso tuvo una gran convocatoria con 45 participantes, y canalizó el interés de muchos jóvenes alumnos y egresados<br />

que estaban vinculados al movimiento reformista universitario. Se realizó una gran exposición con los proyectos en el<br />

Museo de Bellas Artes, en Plaza San Martín.<br />

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