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Nosotros los Arquitectos<br />
moneda, bancos, casas de gobierno, tribunales de justicia, facultades, universidades,<br />
etc., bibliotecas, museos, templos. Deberá en ellas emplearse el orden jónico por la medianía<br />
en las proporciones y por su severidad y elegante decoración.<br />
3. Edificios de magnificencia pública tales son los teatros, circos, anfiteatros, arcos y<br />
puentes triunfales, catedrales, porticados, etc. El orden corintio será el más a propó-<br />
-<br />
sito usar porque reúne en la delicadeza de sus proporciones la mayor suma de decoración<br />
posible.” 36<br />
Tanto la creación de la Escuela de Arquitectura (1901) como la práctica de los<br />
Concursos para las obras públicas nacionales y provinciales, consolidaron al eclecticismo<br />
como posición estructurante del “habitus” artístico de los arquitectos. En 1916, Pablo<br />
Hary, en su cátedra de Teoría en la Escuela, reafirmará ante sus alumnos la vigencia<br />
de la actitud ecléctica en el diseño:<br />
“Lo que nos caracteriza es el eclecticismo. No discutamos si ello es bueno o malo: somos<br />
eclécticos, sabemos mucho, hemos progresado de tal modo en el orden científico que el<br />
arte, de evolución siempre lenta, no ha podido correr pareja con la ingeniería; conocemos<br />
a fondo arqueológico-artísticamente a todas las obras del pasado, estamos, en una<br />
palabra, formidablemente documentados. Agréguese a eso el cosmopolitismo, la facilidad<br />
de emigrar y viajar con el consiguiente intercambio de ideas, y se explicará que,<br />
compongamos con un espíritu repleto de reminiscencias abigarradas.”<br />
(…) “cada época tuvo su estilo, basado en la lenta evolución de los estilos precedentes.<br />
Nosotros no tenemos estilo sin duda porque los conocemos a todos y porque en general<br />
no tenemos netamente establecida una tendencia nacional, y al decir nosotros nos referimos<br />
a la civilización europeo-americana.” (…)<br />
“¿qué es el estilo? (…) estilo es el carácter, es el indefinible acento de sinceridad y de<br />
vida que emana de toda obra maestra. En la naturaleza todo tiene estilo” (…) 37<br />
Como se verá hubo variedad en el panorama arquitectónico local desde fines del<br />
XIX hasta 1920. Hay quienes defienden copiar estilos del pasado pero en su versiones<br />
más puras, (Burgos, Jaeschke); otros que, más tarde, son partidarios de la mezcla y la<br />
adaptación, de un “eclecticismo creativo” o abierto (Le Monnier, Christophersen); también<br />
quienes, desde una visión historicista son selectivos con los modelos del pasado restringiendo<br />
el espectro a la “edad colonial” o precolombina (Noël, Guido, Greslebin).<br />
El eclecticismo como método de transición había legitimado la recuperación de<br />
“todos los estilos” del pasado, pero no la copia, que debía quedar limitada a ser una guía<br />
auxiliar en la labor del arquitecto y la primera fase del aprendizaje en el conocimiento<br />
de los géneros históricos; conocer para aprender del pasado pero no para copiar, era la regla<br />
que se buscaba imponer, en particular en las revistas técnicas, durante los primeros<br />
años, cuando estaban en manos de los estudiantes. Los profesores, Pablo Hary, y en menor<br />
grado Christophersen reproducen en la Escuela de Arquitectura la propuesta de<br />
Ruskin y de Viollet-le-Duc de “modernización de los estilos”, es decir adaptar los programas<br />
a las necesidades modernas:<br />
37 Pablo Hary. “Curso de Teoría de la Arquitectura”, Cap.I y II, Revista de Arquitectura, Órgano del Centro de Estudiantes<br />
de Arquitectura, mayo de 1916, pp. 11 y 12<br />
38 Eugène Viollet-le Duc, Caractère de l´architecture moderne, citado por A. Isac, op. cit., p.247.<br />
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