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Silvia Augusta Cirvini<br />

les Academias europeas. Es decir, la aceptación del eclecticismo se canalizó primero por su<br />

condición de “culto y civilizado”, luego por su carácter “moderno y progresista”. 24<br />

En segundo lugar, en el caso argentino, el desarrollo y aceptación generalizada del eclecticismo<br />

arquitectónico tenía una explicación y justificación particular en la composición de<br />

la base social modificada por la inmigración: la clientela era cosmopolita, la sociedad un crisol<br />

de razas, ¿qué otro estilo, corriente o actitud más apropiada que el Eclecticismo?<br />

“Los arquitectos hacían simultáneamente proyectos en diversos “estilos”, convirtiéndose<br />

ellos mismos en eclécticos. Esta notable ductilidad aseguró por un tiempo la satisfacción<br />

de la demanda individualista de las pujantes burguesías urbanas, pero a la vez abrió las<br />

compuertas a otras manifestaciones que lograron así desbordar los diques que la ortodoxia<br />

clásica había construido con tanto esfuerzo”. 25<br />

Entre 1880 y 1910 –tanto en Europa como en el Plata– era frecuente la equivalencia<br />

entre Eclecticismo y Cosmopolitismo, hecho del cual da cuenta la prensa arquitectónica,<br />

adjudicando simultáneamente a la misma una acepción positiva donde la arquitectura<br />

es el fiel reflejo de una sociedad heterogénea, 26 con toda la complejidad y la riqueza<br />

que esto supone y una negativa donde lo artístico de la arquitectura aparece como el resultado<br />

más nefasto del mercantilismo desplegado en las ciudades, asociado al caos, la<br />

confusión y la proliferación del “mal gusto”. Es decir, esta doble cara del Eclecticismo,<br />

necesario y criticado, defendido y vilipendiado, aparecerá durante todo el período, mostrará<br />

al mismo tiempo el peso y la fuerza (por ende la permanencia) que tuvo como posición<br />

dominante y central y también las debilidades y fisuras internas que tuvo aun desde<br />

los inicios.<br />

En el caso de Argentina, la gran obra pública y los Concursos que se desarrollaron<br />

desde fines del XIX, en particular en torno del Centenario de Mayo, ayudaron a difundir<br />

y desplegar al máximo todas las alternativas del eclecticismo europeo. El ejemplo paradigmático<br />

fue, sin dudas, el edificio del Congreso de la Nación del cual diría Anatole<br />

France en 1909, que era una “mezcla conteniendo ensalada italiana e ingredientes griegos,<br />

romanos y franceses”, (…) y donde “se tomó la columnata del Louvre. Encima le colocaron<br />

el Partenón, sobre el Partenón lograron ubicar el Panteón y finalmente espolvorearon la torta<br />

con alegorías, estatuas, balaustradas y terrazas. Eso recuerda la confusión de la construcción<br />

de la torre de Babel”. 27<br />

Una evaluación de la producción del período 28 pone en evidencia la franca hegemonía<br />

de los modelos franceses borbónicos dentro del eclecticismo de la arquitectura argentina,<br />

opción sostenida desde la misma elite dirigente que dirigía su mirada a París.<br />

Desde la década de 1880, se difundía tanto en la obra pública como en las residencias<br />

más importantes de la elite, este academicismo Beaux Arts, derivado del clasicismo fran-<br />

25 AAVV. Arquitectura Latinoamericana en el siglo XX, Grandes Voces, Cedodal, Buenos Aires, 1999, p.120.<br />

26 Hacia 1914, la Capital Federal tenía el 50% de su población extranjera; era la proporción más elevada de extranjeros del<br />

país. Ver: Ernesto J. Maeder. “Población e Inmigración”, en: Gustavo Ferrari-Ezequiel Gallo (compiladores). La Argentina<br />

del Ochenta al Centenario, (1981), Editorial Sudamericana, Buenos Aires, p.567.<br />

27 Anatole France citado por Gutiérrez, op. cit., p.122.<br />

28 Existe una amplia producción sobre este período citada en la bibliografía, desde La arquitectura del Liberalismo, de F. Ortiz<br />

y otros, a fines de los años ‘60 hasta las obras monográficas de los importantes productores del período encaradas en los<br />

últimos años por el Cedodal.<br />

29 Diccionario Histórico de Arquitectura, Hábitat y Urbanismo en la Argentina (Edición preliminar) (1992), Proyecto y Dirección<br />

Gral: J. F. Liernur, Dirección operativa: F. Aliata, 2 Tomos, SCA, FADU-UBA, Buenos Aires, p. 32.<br />

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