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ICOM International Council of Museums - International Institute for ...

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interpretarse en <strong>for</strong>ma sincrónica y diacrónica, pero de hecho, todo objeto antiguo esanacrónico.En el ejemplo dado, para un niño sin mayores conocimientos, la lapicera pluma, eltintero y el secante, son sin duda objetos anacrónicos (fuera de este tiempo) 4 . Lacercanía de los tres elementos le puede proporcionar una lectura sincrónica, es decirlos tres eran elementos que se utilizaban juntos. Sólo un texto (que tal vez el niño nosepa todavía leer) o una explicación verbal puede darle la significación diacrónica, osea la historicidad de esos objetos. Pero aún para un adulto que por su edad recuerdecómo se usaba la lapicera fuente, la vitrina no tendrá un real significado, si no seagrega otro elemento: el mito.Nos remitimos entonces al concepto de mito, establecido por Roland Barthes: el mitoes un significante con valor propio otorgado por las experiencias socio-culturales querodean a todo aquello que se convierte en mito, por la sola magia de atribuirlepropiedades que pueden, o no ser intrínsecas del objeto.El significante del mito tiene <strong>for</strong>ma ambigua; pero como suma de signos lingüísticos, elsentido del mito tiene valor propio. Ese sentido consiste en un sistema de valores: unahistoria, una geografía, etc.El saber contenido en el concepto mítico es, en realidad, un saber confuso, <strong>for</strong>madode asociaciones débiles, ilimitadas. El carácter fundamental del mito es el de serapropiado; pero para Barthes la apropiación la hace el que percibe el objeto mitificadoy no el objeto en sí mismo. En nuestro caso, la apropiación la hace el visitante quemodificará o no el mito relacionado al objeto que observa.Prosiguiendo con nuestro ejemplo, la pluma, el tintero y el secante, representan unmito: el escritor, el hombre de letras. Difícilmente al ver estos objetos recordemos queen todo negocio de cierta importancia había personas que usaban esos objetos parallevar la contabilidad. Es decir a la secuencia de objetos mencionada se le atribuye unsignificado que de por sí el significante no lo implica.Por esto es mito, en tanto nuestro bagaje cultural nos permita llenar el significado. Elmito del escritor a través de los útiles de escritorio, es un mito que ha tomado fuerza através de los distintas <strong>for</strong>mas de transmisión del conocimiento; por lo que es un mit<strong>of</strong>uerte y tiene una connotación ideológica. La secuencia de estos tres objetosproporciona un metalenguaje donde las cosas parecen significar por sí mismas. Peropara pasar de la semiología a la ideología hay que situarse, en el nivel del tercerenfoque: el del propio lector de mitos que es quien debe revelar su función esencial.Otra vez volvemos al visitante, factor elemental del museo. 5Pero, ¿qué pasa si el visitante no tiene un universo cultural que le permita interpretarel mito?Además, si estamos hablando de un hombre/prócer, estos tres objetos ¿nos dan laidentidad del mismo o sólo un aspecto?, ¿ fue sólo un escritor? Además de escritor,¿cómo fue su vida?, ¿amó, odió, sufrió?.... Tal vez por medio de estos objetos semagnifique, en <strong>for</strong>ma deliberada o inconsciente, un aspecto que quiera resaltarse.Estas preguntas plantean las dificultades con que se tropiezan los museos históricos,que bien resueltas, pueden dar lugar a excelentes montajes que dejen en el visitanteuna comprensión aproximada del mensaje que se quiso transmitir. Y digo aproximada,porque siempre habrá algún supuesto, algo que imaginemos cómo fue.Pero no sólo debemos apuntar a la comprensión, debemos provocar emociones ysensaciones, para tratar de aproximarnos a la verdad del hombre que queremosmostrar. Una pluma, un tintero y un secante, nos dirán del escritor pero no de susescritos, ni de su personalidad total. Lo mismo vale para los hechos. Un arma sin dudaes signo de enfrentamiento, pero nada más.4 Obviamente, el niño no dirá que es anacrónico. Simplemente no sabe qué es ese objeto.5 No puedo menos de recordar que para muchos dramaturgos, el teatro no es teatro sino hay público. Y me atrevo apensar que no hay museo si no hay público. Porque sin él no se cumple el circuito comunicacional.316

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