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ICOM International Council of Museums - International Institute for ...

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de la existencia de un mundo fuertemente jerarquizado en que algunas sociedadesdominan política y económicamente a otras. Encontrar las palabras exactas no cambiaesta realidad, pero discursos mal construidos ayudan a legitimarla” (D. Juliano, 1994)Hasta acá el pasado reciente, y ¿el presente?, ¿cúales son los desafíos que se lespresentan a nuestros museos históricos? Como punto de partida sostenemos que latecnología, las nuevas orientaciones museológicas y el propio devenir social hantrans<strong>for</strong>mado y sometido a crisis continuas al museo de nuestro tiempo. El museodesde una concepción actualizada es concebido como medio de comunicacióncolectiva y agente de democratización de la cultura. También, como parte de laherencia cultural de una comunidad, es una institución que re<strong>for</strong>mulapermanentemente su identidad y es caja de resonancia de las múltiplescontradicciones de nuestro tiempo.Hablar de la realidad de hoy -donde están inmersos nuestros museos- podríacaracterizarse como de una pr<strong>of</strong>unda desigualdad velada por el fetichismo delconsumo. Este será el punto central de preocupación y reflexión de esta segundaparte del trabajo.Sabemos que la situación social de América Latina es cada vez más crítica. Comomuseos localizados en la frontera norte del país y de cara a fronteras con otros paíseslatinoamericanos lo percibimos y padecemos. A los problemas de pobreza estructuralse suman hoy la creciente desigualdad y una crisis de cohesión social.Este nuevo escenario social impone una revisión de las políticas y estrategias frente aldesafío de garantizar la equidad en el acceso al conocimiento y la cultura.Los problemas de la pobreza ya no son el resultado de un escenario económicosignado por la crisis o la inflación, sino que son constitutivos de las nuevas estrategiasde crecimiento adoptadas por la gran mayoría de los países de la región.La permanencia y aumento de los niveles de pobreza, así como la agudización de losproblemas de exclusión social en momentos de estabilidad o crecimiento de laseconomías, sólo se pueden interpretar como efecto de cambios en las pautas dedistribución a favor de los sectores mejor situados.El aumento de la inequidad en el acceso al bienestar y la pérdida de espacios públicosque permitan la interacción entre los diferentes sectores se traducen en un crecienteproceso de fragmentación social. Cada vez se debilita más la noción de “nosotros” ylos principios de solidaridad. Prevalece una sensación de desconocimiento de esos“otros” que se traduce en estigma, desconfianza e incluso miedo.En síntesis, enfrentamos problemas relacionados con el acceso al bienestar -como lapobreza o la vulnerabilidad de los sectores medios- además de otros que se expresanen sentimientos como la incertidumbre, la desconfianza o la inseguridad.Así, producir y difundir cultura significa hacerlo en escenarios de extrema pobreza, deexclusión en sus grandes centros urbanos, de violencia o de gran crisis de cohesión.Descripta con crudeza la realidad de la sociedad donde se encuentran nuestroslmuseos históricos nos ubicamos hoy frente a nuevos desafíos. Podríamos comenzara pensar en estrategias de intervención que tiendan –parafraseando a García Canclini(2004)- a “Reconocer las diferencias, corregir las desigualdades y conectar lasmayorías”, ¿para que? Para construir mejor ciudadanía!Nuestra reflexión y nuestra acción cultural en los museos debe contribuir, hoy más quenunca, a <strong>for</strong>mar ciudadanos conscientes de la gravedad y del carácter global de losproblemas. Reconocer la existencia de las diferencias es un gesto de dignidad y esimprescindible para que las diferencias sigan existiendo. Supone la aceptación de loheterogéneo.Nuestras propuestas museológicas no deben soslayar esto, recordando siempre quenuestras tradiciones históricas culturales son diferentes, que conocerlas, difundirlas yhacerlas respetar es educar para que la diferencia no sea vista como irritante amenazasino como patrón posible de convivencia pacífica. Recordando siempre que tener unaidentidad significa hacer de la propia vida una narración con sentido y que son “los406

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