Desarrollo Organizacional-Rafael Guizar
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Capítulo 3 La naturaleza del cambio planeado<br />
yor utilidad para reinvertir y mejorar en forma<br />
continua los servicios.<br />
• Cimentar el programa de desarrollo de proveedores<br />
que se tenía para generar un paquete<br />
integral de servicios al turista (taxistas,<br />
restauranteros, operadores de autobuses foráneos,<br />
tiendas de autoservicio, etcétera).<br />
• Planes de expansión, partiendo del punto de<br />
que al tener conformado el know-how del hotel<br />
se podía ofrecer el sistema de franquicias<br />
a otros hoteles.<br />
• Seguir fortaleciendo el plan de carrera. Se<br />
puede citar el caso de un empleado que ingresó<br />
como mozo y se convirtió en el encargado<br />
de cuentas por pagar en la empresa.<br />
• Cimentar los programas de capacitación que<br />
apoyaban el plan de carrera que se cita en el<br />
punto anterior.<br />
• Participar en el desarrollo de las familias de<br />
los trabajadores. Se les invitaba a visitar el<br />
hotel, motivándolos a que continuaran apoyando<br />
a su familiar en el trabajo.<br />
Como iniciativa de los directivos de la empresa, se<br />
llevaban a cabo programas de reingeniería para<br />
apoyar el programa de desarrollo organizacional<br />
(PIBEE, como se le bautizó en el Hotel Torremar),<br />
enfocándose en el rediseño radical de procesos,<br />
esto es, reunir equipos de trabajo interdisciplinarios,<br />
de manera que estén presentes personas de<br />
las diversas áreas para solucionar con rapidez los<br />
problemas que se puedan presentar.<br />
El programa de reingeniería se enfocó a simplificar<br />
procesos, dándole poder de decisión al<br />
personal.<br />
Semanalmente el comité de operaciones<br />
(aproximadamente 20 personas) tenía reuniones<br />
con un asesor externo en reingeniería para ventilar<br />
cuestiones de mejora de proceso con este<br />
enfoque.<br />
También se modificó el concepto de círculos<br />
de calidad. Antes venían operando 22 círculos de<br />
calidad que finalmente se convirtieron en tres<br />
equipos de trabajo autodirigidos (ETA). Esto se debió<br />
a que las sesiones de los círculos de calidad<br />
generaban un gasto de 300 o 400 mil pesos al año<br />
(en 1994), con la asistencia de 90% del personal.<br />
Era una cifra astronómica que el hotel dejaba de<br />
ganar en horas-hombre por atender las juntas de<br />
círculos de calidad. Además, las juntas se enfocaban<br />
no tanto en ver cómo se podía solucionar<br />
el problema que se presentaba, sino en encontrar<br />
culpables para justificar los errores propios.<br />
No era fácil implantar este modelo de círculos<br />
de calidad, tal y como opera en Japón, dentro<br />
de la cultura mexicana. De hecho, llegó a experimentarse<br />
una fobia hacia los círculos de calidad,<br />
ya que se llegaban a tener sesiones de hasta cinco<br />
horas ¡dos veces por semana! Los 22 círculos de<br />
calidad constituyeron una fuerza restrictiva, pues<br />
en ocasiones se descuidaba el proceso de atención<br />
al cliente; y finalmente se convirtieron en<br />
“círculos de calamidad”.<br />
En 1997 operaban con tres equipos de trabajo<br />
autodirigidos, compuestos por 20 personas<br />
que, dado su grado de madurez y compromiso hacia<br />
el cambio, operaban con base en resultados,<br />
administrando ellos mismos sus propias metas.<br />
Cada uno de los equipos trabajaba de la siguiente<br />
forma: el primero de los ETA recibía cada mes un<br />
reporte de quejas tanto de las habitaciones como<br />
del comedor y cualquier área a la que tenía acceso<br />
el cliente. Dicha información (proveniente del<br />
formato que contestaba el cliente, denominado Su<br />
opinión es importante) se analizaba en las reuniones<br />
para encontrar solución a las problemáticas<br />
planteadas.<br />
Las reuniones no excedían las dos horas; se<br />
trataban únicamente los puntos clave y, según la<br />
magnitud del problema, una vez transcurridas las<br />
dos horas reglamentarias, se continuaba analizando<br />
alguno de ellos solo si se aprobara por consenso.<br />
Otro de los ETA era el llamado La Comisión<br />
H, que trabaja para lograr obtener el Distintivo<br />
“H”, una certificación que otorgan la Secretaría<br />
de Salud, la Secretaría de Turismo y Calmecac.<br />
El trabajo de este último, como ente verificador,<br />
era realizar visitas sorpresa para asegurar que<br />
se tuviera una rigurosa higiene tipo hospitalaria,<br />
es decir, un control de sanidad estricto, desde la<br />
recepción de los alimentos hasta que se sirven al<br />
cliente, como último consumidor.<br />
Esta comisión debía reunirse cuantas veces<br />
fuese necesario con la finalidad de obtener el Distintivo<br />
“H”, siendo ella la responsable de que se<br />
cumpliera. Se revisaban hasta las coladeras de<br />
desagüe para certificar la higiene total.<br />
Un tercer ETA estaba formado por personal<br />
del comedor de empleados, área clave en el hotel.<br />
Antes de la integración de estos ETA, se tenía<br />
un menú para seis días, de manera que los platillos<br />
se repetían con bastante frecuencia, llegando<br />
al extremo de que si, por ejemplo, los miércoles<br />
se ofrecía hígado, y a un gran porcentaje del personal<br />
no le agradaba, esto propiciaba quejas ante<br />
Recursos Humanos.<br />
Después, gracias a la gestión de los ETA, se<br />
contaba con un menú para 30 días, y una variedad<br />
de postres para 15 días. Asimismo, se vigilaba la<br />
higiene de comedores y baños, lo que redundaba<br />
en motivación para los empleados.<br />
El personal se quejaba de la falta de higiene<br />
de los baños y, al parecer, esto reflejaba que no se<br />
vigilaba tal aspecto; se demostró que la limpieza<br />
de los sanitarios se efectuaba hasta 14 veces en<br />
un día y que lo que realmente fallaba era la actitud<br />
del personal. Como reza el refrán: “El lugar más