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La Historia Secreta del Dia D - Ben Macintyre

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El tesoro descubierto

Kenneth Benton era, hablando formalmente, el oficial de Control de Pasaportes

de Su Majestad en Madrid, encargado de los visados, inmigración y trámites de

aduanas. En realidad trabajaba para el MI6, captando agentes, dobles agentes

potenciales y, con su mujer Peggie, también oficial del MI6, organizando una

amplia gama de tejemanejes para confundir al espionaje alemán en la península

Ibérica. Su homólogo en Madrid, Karl-Erich Kühlenthal, le consideraba un

« zorro astuto» , [762] una descripción que Benton había leído en las Fuentes Más

Secretas, y que consideraba más bien halagadora.

A las 10.30 del 17 de julio de 1943, la secretaria de Benton, Mollie Gillard,

llamó para decir que había alguien en la recepción de la embajada que pedía

entrevistarse con él urgentemente para conseguir un visado. Poco después, una

« mujer bastante atractiva de unos treinta años» [763] fue acompañada a su

despacho, llevando un perrito blanco. La visitante se acomodó en una silla con un

respaldo de mimbre que chirriaba, colocando el perro en su regazo.

« —Mi nombre es Benton —dijo—. Si he entendido bien desea ir a

Inglaterra para reunirse con su familia.

» —No exactamente —contestó la mujer—. Voy allí a espiar» .

Con buen inglés, Lily Sergeyev describió su reclutamiento en París por el

comandante Emile Kliemann como « Agente Solange» , su entrenamiento en el

uso de una radio y la tinta invisible, y su misión de espionaje en Gran Bretaña:

ahora quería cambiar de bando.

Estuvieron evaluándose entre sí. Lily vio un « ejemplo clásico de “inglés”:

joven, alto y delgado, con una cabeza larga y estrecha y una frente recta con

pelo rojo ralo» . Benton vio una típica francesa, « maquillada y vestida para

matar» , con una actitud que tendía a dramatizar sobre sí misma, pero

claramente inteligente. Se preguntó si ella se servía « a sí misma en primer lugar

y de manera destacada» . Durante las pausas de la conversación susurraba

comentarios, en ruso, a su perro.

Lily explicó que, tal y como le había ordenado Kliemann, se había puesto en

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