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La Historia Secreta del Dia D - Ben Macintyre

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ambicioso y peligroso, con una enorme capacidad de trabajar duro» . [997] En

contraste, la Abwehr en Lisboa, bajo Ludovico von Karsthoff, funcionaba con un

ritmo relajado. El cuartel general de la Abwehr, un piso confortable cerca de la

embajada, consistía en unas treinta personas, la mitad de las cuales eran

secretarias, así como una cantidad de parásitos sospechosos con funciones

indeterminadas. Los oficiales de la Abwehr hacían poco más que recoger las

cartas enviadas a las diversas direcciones tapadera de Lisboa. En efecto, había

muy poco trabajo que hacer puesto que como los alemanes pensaban que

« dadas las características de los portugueses —su gusto por lo melodramático, su

condición de chismosos y el no poder confiar en ellos en general— les hacían

poco aptos para el trabajo de agentes» . [998] El único informante local de

relieve era Paul Fidrmuc, « Agente Ostro» , que era, por supuesto, un charlatán.

Mientras que Kühlenthal y sus colegas sudaban en Madrid, los oficiales de la

oficina lisboeta se dedicaban a los placeres, dirigidos por Von Karsthoff, que

« servía de ejemplo para sus felices existencias» . [999] Con el dinero que se

quedaba de los pagos a Popov, Von Karsthoff se había comprado un Cadillac

nuevo, una casa en el campo cerca de Sintra y otro mono como mascota. Un

oficial de la Abwehr que llegó a Lisboa poco antes que Jebsen se quedó

estupefacto por el comportamiento de sus nuevos colegas, que « llevaban unas

vidas muy disolutas e inmorales en Lisboa, preocupándose poco por sus

obligaciones» . [1000] Algunos se acostaban con sus secretarias. Otros eran

adictos a la cocaína. « Todos tenían grandes cantidades de dinero, la may oría

tenía coche propio, hacían frecuentes viajes de placer por todo Portugal y

pasaban las noches jugando en los casinos» . [1001] Jebsen se sintió

completamente como en casa. Dado que Karsthoff era tan dependiente de Popov

como él mismo, difícilmente el jefe de oficina de la Abwehr iba a plantear

problemas, especialmente después de que Jebsen le prometiera « un trabajo tras

la guerra como gerente de una empresa en Viena» . [1002] Jebsen comenzó a

relajarse, confiado en que sus amigos de Berlín le avisarían si sus enemigos le

pisaban los talones, y los británicos le pondrían a salvo.

Incluso había una posibilidad de que, si se producía una crisis, Jebsen fuese

sacado de allí sin cargarse todo el montaje de Triciclo. Así Jebsen había ideado

un extraño plan alternativo, convenciendo a sus jefes de que debía ser capaz de

entrar en Inglaterra, clandestinamente, como espía, con ayuda de uno de los

hombres más ricos de Gran Bretaña. El cuento que Jebsen había tejido para la

Abwehr era este: en cierta ocasión su padre había salvado la vida a lord

Rothschild, de la familia de banqueros, que desde entonces tenía « una deuda de

gratitud que estaba deseoso de pagar haciendo todo lo posible para ayudarle» ;

[1003] Rothschild había aceptado pedir a sus « amigos influyentes» [1004] que

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