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La Historia Secreta del Dia D - Ben Macintyre

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funcionar» . [781]

Kliemann, normalmente tan aletargado, estaba muy activo. Planeaba

proporcionarle una radio escondida en un gramófono, con las instrucciones para

su uso escritas en un micropunto oculto en la caja. Para leerlo necesitaría

comprarse un pequeño microscopio. Debería fingir que le interesaban los

microbios. En efecto, debería llevarse un libro sobre la materia como tapadera:

ella recomendó Cazadores de microbios de Paul de Kruif. Lily declinó decir que

pensaba que era un plan ridículo y complicado en exceso. Bastante borracho,

Kliemann estaba disfrutando de su papel, aunque Lily podía sentir que tenía algo

más en mente. De pronto se quedó absorto mirando « el espacio enfrente de él

pensativamente, suspirando con profundidad» . [782]

« ¿Pasa algo?» , preguntó Lily, sabiendo que la conversación iba a cambiar a

su tema favorito: Yvonne Dedidaise, su amante.

Kliemann enterró su rostro entre sus manos. « Debes pensar que soy ridículo.

Quizá lo sea. Es joven y bella, alegre e ingeniosa. ¿Y yo? Mírame. Un hombre

casado de cuarenta y seis años» . El jefe de espías alemán pidió otra botella de

vino y se desahogó. Yvonne había pasado el mes de may o en Madrid, en el Ritz,

le dijo. Después de regresar a París ya no era la misma hacia él; algo debía

haber pasado mientras estaba allí. Y quería que Lily le ayudara a averiguar qué

era.

Con una feroz punzada de irritación Lily comprendió que Kliemann había

venido a España con un motivo oculto que no tenía nada que ver con ella, y todo

que ver con su vida amorosa. Como la may oría de los amantes celosos, y a había

decidido cuál era el rival que creía que Yvonne había estado viendo en Madrid:

Edgar Espirito Santo. « Es portugués. Un banquero muy rico. Solía ver mucho a

Yvonne. Es un donjuán. Yvonne le divertía. Es alegre y graciosa, pero Yvonne no

significa nada para él. Creo que se veían aquí. Él siempre se queda en el Ritz —y

quiero saber si estuvo allí al mismo tiempo que Yvonne—. Tengo que saber si

sigue con el maldito Espirito Santo. Y si me ha engañado…»

« —¿Y después qué?

» —Después debería pedir que me mandaran al frente ruso.

» —Pero ¿qué quieres que haga?»

Kliemann sugirió que hiciera preguntas y si el banquero se había alojado en

el Ritz cuando Yvonne estaba en Madrid. Lily había venido a España como espía

alemana, no como detective privado por cuenta propia para un hombre casado

de mediana edad enamorado de una mujer más joven. Estaba indignada.

« —Comandante Kliemann, no me importan nada tus ridículas

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