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La Historia Secreta del Dia D - Ben Macintyre

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Popov se va de compras

En una tarde calurosa de agosto de 1941, Dusko Popov se subió a un avión en el

campo de Portela de Lisboa con destino a Estados Unidos. Llevaba setenta mil

dólares en efectivo y un telegrama en el que había once micropuntos, apenas

visibles a simple vista, lo último en tecnología de espionaje alemana. Ampliados

con un potente microscopio, estas motas diminutas se convertirían en fotografías

de un nuevo conjunto de cuestionarios diseñados por Von Karsthoff. Captado para

espiar a los británicos, Popov había espiado a los alemanes y ahora, en un nuevo

giro, era enviado por los alemanes para espiar a los estadounidenses con el

beneplácito británico.

La misión de Popov para el MI5 era crear una red de dobles agentes falsos.

El MI5 ya había enviado al FBI unas elogiosas referencias: « Popov es un joven

listo, atractivo y valeroso de cuya sinceridad y lealtad estamos satisfechos. Es

muy inteligente pero no le gusta el trabajo. Le apasionan las mujeres y navegar

a vela es su principal pasatiempo. Tiene personalidad y encanto y se sentirá

como en casa en cualquier ambiente. Ha rechazado cualquier tipo de pago por

nuestra parte, y a que ha sido adecuadamente remunerado por el servicio secreto

alemán y esperamos que esta feliz situación continúe» . [416] Tar Robertson

había sido reacio a ver a Popov marcharse al oeste. « De momento te podemos

prestar» , [417] dijo, pero « probablemente te pidamos que regreses en un futuro

no muy lejano» . [418] Tar sabía que la oportunidad de replicar el sistema de la

Doble Cruz en Estados Unidos era demasiado buena como para dejarla pasar. La

misión americana de Popov debería haber sido un triunfo. Fue un desastre sin

paliativos.

En parte, el problema fue cultural. El FBI, bajo el liderazgo dictatorial y

dinámico de J. Edgar Hoover, tenía un enfoque muy diferente al

contraespionaje. En la mente de Hoover, el espía extranjero era simplemente

otro espécimen de criminal al que había que capturar, juzgar y después ejecutar

con la máxima publicidad. El Buró había conseguido un gran éxito en 1941 con la

captura de no menos de treinta y tres espías alemanes, utilizando a uno de ellos

como cebo, en lo que Hoover declaró que era « la may or redada de espías en la

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