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La Historia Secreta del Dia D - Ben Macintyre

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por primera vez: « Lo que más quería era una buena comida, un hombre y, una

vez más, el Réquiem de Mozart» . [1634] Mathilde fue sentenciada a muerte,

pena que más tarde se conmutó por trabajos forzados de por vida. En la cárcel de

Rennes sufrió « pesadillas que se convirtieron en alucinaciones» [1635] llenas de

gatos.

Finalmente fue liberada en 1954. Unos meses después Bleicher, que había

cumplido condena y ahora tenía un estanco en Württemberg, se puso en contacto

con ella. Le pidió que escribiera un libro con él, « una inofensiva colaboración

literaria» , [1636] según la llamó. Ya había colaborado lo suficiente con Bleicher,

y escribió su propio libro, Yo era La Gata, insistiendo en que sus crímenes habían

« sido cometidos por un ideal noble y patriótico» . [1637] Pocos la crey eron.

Murió en 1970 como una ermitaña. Mathilde Carré era una traidora o solo

desesperadamente desafortunada. Al igual que Czerniawski alegó que solo había

trabajado para los alemanes con intención de traicionarles. Como había dicho su

abogado, « en determinados momentos de la vida de un espía, el engaño es parte

fundamental del juego» . Czerniawski sentía una simpatía residual por sus colegas

de espionaje, obligados por la guerra a hacer elecciones imposibles en

circunstancias que no habían elegido. Años después, seguía preocupado por su

destino. « No sé cómo me hubiera comportado» , escribió. « ¿Tú lo sabes?»

[1638]

Un mes después del Día D, Lily Sergey ev divulgó su último secreto. Mary

Sherer había acudido con una tarta e invitó a Lily a dar un paseo. Seguía

intentando averiguar la señal de control, y conforme andaban por Piccadilly le

pidió a Lily, por última vez, que revelara el acuerdo al que había llegado con

Kliemann. No se lo preguntó como oficial de caso del MI5 sino como amiga. Era

lo más cerca que estas dos mujeres diametralmente opuestas —una

melodramáticamente francesa y la otra impasiblemente inglesa— habían

llegado a intimar.

De pronto Lily se volvió hacia su antigua oficial de caso: « De acuerdo, tú

ganas» . [1639]

En un trozo de papel dibujó el sistema de ray a acordado con Kliemann para

indicar cuándo estaba manejando la radio bajo control británico.

« —¿Eso es todo?» [1640]

Lily dijo que sí con la cabeza.

Mary corrió de vuelta a la oficina, sacó el expediente de la agente Tesoro y

extrajo sus comunicaciones, cada mensaje enviado por Lily desde su regreso de

Lisboa. A veces Lily había puesto una ray a en el original, a veces en el mensaje

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